La imaginación

Explorar el sentido del destino siempre es algo beneficioso. Luego hace falta tomar distancia. No comulgo con las explicaciones científicas sobre el amor, la compasión o la religión o cualquier otro tipo de emoción. Las leo, las busco, sí. Pero no me bastan. Hay aspectos de la vida en los que hemos de dejar que hable la imaginación y otros, donde es mejor la razón. Ni es sano emocionarlo todo ni racionalizarlo todo sino se dan esos grandes contrasentidos de que se encuentran a diario de gente muy espiritual que juzga más despiadada en sus juicios porque les ampara el mundo espiritual o en el otro extremo, esos racionalistas gélidos que no son capaces de una caricia y sí de un análisis.

Los experimentos han hecho aflorar una capa subyacente más simple. Por ejemplo, los psicólogos cuentan a grupos de voluntarios una historia en la que Dios atiende a cinco problemas a la vez. Los creyentes de cualquier confesión monoteísta aceptan la narración con naturalidad, puesto que Dios tiene sobrados poderes cognitivos para ello. Pero si se les pide recordar la historia un rato después, casi todos cuentan que Dios atiende los cinco problemas uno por uno: su subconsciente ha humanizado al omnipotente Dios de la doctrina. ¡Y menos mal que humanizamos, de lo contrario perderíamos una importante cualidad para comprender el resto del mundo habitado por otros tantos humanoides!

La investigación reciente en psicología cognitiva, neurobiología y antropología cultural ha revelado que la mayoría de los creyentes, sea cual sea su culto, tienen interiorizado un modelo extremadamente antropocéntrico de Dios. No sólo posee una figura humana, sino que utiliza los mismos procesos de percepción, razonamiento y motivación que las personas. Las creencias explícitas sobre la divinidad son muy distintas entre religiones, pero los supuestos tácitos son casi idénticos en la mayoría de las personas. Estas son las conclusiones. Entonces, ¿el supuesto del perdón divino no tiene cabida? ¿O es que los científicos fueron a entrevistar habitantes de la antigua Grecia habitada por dioses de todo tipo?

Sigue concluyendo la investigación que la característica central de cualquier religión es un núcleo de creencias sobre agentes no físicos. Este tipo de "conceptos sobrenaturales" -que también aparecen en la fantasía, los sueños y las supersticiones- está muy condicionado por nuestro conocimiento del mundo real. ¿Y sino, por qué factores debería estar condicionado? Me alegro que los científicos hayan entrevistado habitantes del planeta tierra y no otros de la galaxia Andrómeda. :-DDDD

Más en general, las creencias subconscientes de la gente religiosa de cualquier credo son extraordinariamente parecidas: los agentes sobrenaturales ejercen una vigilancia permanente del comportamiento moral de la persona, con acceso instantáneo a sus pensamientos y deseos más íntimos. Los creyentes de cualquier culto también albergan creencias sobre la existencia y las propiedades de esos agentes sobrenaturales, y suelen guardar símbolos o amuletos que los representan, y celebrar rituales en su nombre. Cada grupo social suele atribuir a esos agentes su sistema moral, y su propia cohesión social. Y todo esto ya lo dijo Jung hace muchos años, antes de la segunda guerra mundial, vaya. No es que me guste enunciar la típico frase "esto ya te lo habían dicho", pero es que tratándose de científicos los esperaba más informados.

Los científicos cognitivos han reunido muchas evidencias de que esta especie de religión natural se enraíza en cualidades humanas universales -como la capacidad para simular relaciones con personajes ficticios- que no son específicas de la experiencia religiosa, sino una consecuencia de tener el cerebro más desarrollado, y las estructuras sociales más complejas y estables, que han evolucionado en ninguna especie animal de este planeta. Y esto sí que me parece una aportación interesante porque nos centramos en la capacidad de la imaginación que nos conecta con el misterio de la vida.


"El pensamiento y el comportamiento religioso pueden considerarse parte de las capacidades naturales humanas, como la música, los sistemas políticos, las relaciones familiares o las coaliciones étnicas", dice Pascal Boyer, de la Universidad de Washington en Saint Louis. Boyer ha publicado en el último año dos trabajos de referencia sobre la evolución cognitiva de la religión (Nature 455:1038; Annual Review of Anthropology37:111).


Bueno, menos mal.

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