Encontrar el libro por el mundo

Más de una persona- algunos conocidos y otros, no- me han hecho notar que no encuentran el libro en su país. Esta es una parte de las muchas cosas que pueden ocurrirle a un libro. Personalmente apuesto por la implicación de los autores. Por eso estoy siempre detrás empujando y empujando para que mi libro tenga oportunidades de ser visto. Una vez que se ve, luego la gente decidirá si le interesa o no. Pero es que llegar a la gente es un largo y difícil camino.

Me he puesto en contacto con la editorial para que lo sepan. Y además he colgado la lista de distribuidores en el blog, aquí en la columna de la derecha. También pondré unas cuantas velas. Y seguiré pensando en qué maneras puedo hacer saber que este libro existe para quien tenga ganas de leerlo.

Mi cuento preferido

Cuando daba a leer el manuscrito me sorprendió que a cada persona le tocaba la fibra íntima uno diferente. A algunos les servía de espejo, a otros de reflexión y a otros de suspiro. Mis preferidos son tres y por muy diferentes razones. El que sigue lo es porque creo haber plasmado la idea de la carta en cuestión de manera efectiva y poética a la vez. Me parece un cuento bonito.


El cocinero real

Cada mañana, muy temprano mucho antes de comenzar su trabajo, el cocinero real se paseaba por el bosque y los huertos, llegaba hasta el mar, volvía por el sendero bordeado de jardines y entraba con paso lleno de regocijo en su cocina, no sin antes detenerse un par de minutos a respirar el cielo.

Elegía cada ingrediente personalmente. Ganaderos, agricultores, criadores y vinateros le consideraban persona de muy buen paladar y por lo tanto sabían que era exigente pues le habían visto rechazar un producto de muy buena calidad por no ser excelente. Se había hecho famoso cuando el rey había probado uno de sus platillos, un postre. Fue al final de un verano lluvioso, la tarde era fresca, la corte se aburría.

Melocotón a la Munient

Se toman cuatro melocotones blancos que se pelan con cuidado y colocan en una cacerola lo suficientemente profunda para cubrirles. En ella se echa muy despacio 750 ml de cava, 250 ml de agua, dos cucharadas de azúcar y un trozo de vaina de vainilla a gusto. Se deja todo sobre el fuego lento y suave para que se vaya cociendo muy despacio. Cuando hierva hay que controlar muy de cerca el punto de cocción ya que los melocotones deben quedar al dente por dentro y tiernos por fuera.

A parte se prepara la salsa para la cual se necesita frambuesas, nata y azúcar glas. Se tritura las frambuesas (a una media de seis a diez por comensal y melocotón) y a continuación se pasan por el chino. Con tres cucharadas de azúcar glas se monta la nata ligeramente (medio litro será suficiente), es importante no alcanzar el punto máximo de montura. Luego incorporamos el puré de frambuesas delicadamente. Dejar reposar en la nevera unos treinta minutos y luego sacar unos cinco minutos antes de servir para que se temple.

Se sirve en plato hondo colocando la salsa hasta que casi cubra la hendidura (con el melocotón luego no debe rebasar dicho límite), encima se pone la fruta cocida. Puede adornarse con un par de hojitas de menta sobre cada pieza de fruta.

A medida que saboreaba aquella delicia, cada cucharada le susurraba al monarca apaciblemente la armonía de la levedad. Cuando acabó no pudo repetir porque hay sabores y secretos que deben permanecer únicos. La avenencia de aquella dulce experiencia le embriagaba. Se dijo a sí mismo con melocotonera firmeza que aquel cocinero permanecería a su lado a pesar de las ácidas reticencias que ya presuponía en la reina.

El cocinero despertó en un palacio magnífico soñando aún con su antigua posada que recordaba con cariño. Pero no la echaba de menos, pues sus nuevas posibilidades le hechizaron piadosamente y con el hechizo creó encantamientos culinarios que siempre había soñado y hasta entonces no había podido hacer reales. Podía experimentar cuanto se le ocurría bajo la protección de aquel rey encantado. Podía llegar a la cima del arte y su cocina era un laboratorio alquímico del espíritu. Era lo máximo a lo que podía aspirar. La sensación de felicidad que le acompañaba y protegía no puede contarse, no por secreta sino por inabarcable. Aparentemente nada nuevo ocurría cada día, seguía trabajando, cocinando, mezclando, batiendo, sazonando. Él se sentía feliz. Todo plural y sosegado, tan tiernamente extraño y dulce. El cocinero real ya llevaba más de un lustro obsequiando regias experiencias, superándose a cada bocado, a cada plato. Era feliz y se sentía seguro.

Cuando llegaron de una corte del lejano oriente a visitar al rey, el cocinero se esmeró aún más. A los postres, la guerra ya había estallado musitadamente. No fueron los exquisitos manjares capaces de atenuar las insurgentes intrigas políticas, pero sucedió algo más grave aún.

Cuando preparaba los nuevos sabores para aquella corte, el cocinero tuvo ocasión de probar algunas especies y recetas que la comitiva oriental había traído consigo. Su paladar se asombró por primera vez en mucho tiempo y a cada amanecer el cocinero veía el horizonte y en el este adivinaba sensaciones que no podía evitar. Comenzó a contemplar su cocina, su propio reino, con melancolía. Al darse cuenta se sintió ingrato y despiadado para con su vida y su protector. Y aún más: para con su suerte.

El rey había adivinado el interés del cocinero y bien se ocupó de adularle más, de hacerle más regalos, entregarle más honores. Con cada uno de ellos aumentaba la amargura del gran chef.

No tientes la suerte, se decía el cocinero, no tientes la suerte. Decidió que aquella inconformidad injusta que crecía indomable dentro suyo se pasaría cuando los cocineros orientales se marcharan. Partieron. Empezó la guerra. No obstante, el cocinero real se había enamorado de sabores enemigos y bocados lejanos. Llevó su pasión en secreto pues no corrían tiempos para demostraciones exóticas. Inevitablemente su cocina se volvió cada día más dolorosa y más austera.

En su casa guardó un cofrecito de sándalo en el que aprisionaba una flor de tamarindo y en ella su corazón. Quizás algún día la abriera y tomara la flor para partir lejos.

Y si eres un mago...

Pues has de saber que el Mago nos invita a transformar la realidad combinando de forma inesperada diferentes aspectos de la misma. Es el creador por excelencia. Para un mago no existen límites, de ahí su poder para sacarse de la chistera algo a partir de nada. Lo que sucede es que donde los demás veían nada, el Mago ha visto elementos combinables que unidos forman algo diferente. No se trata de hacer chapuzas, sino de transformar y dar lugar a una nueva realidad.

Todos tenemos esta parte dentro de nosotros y aún más cuanto más la admiremos en los demás. El mago es rápido, nos asombrará con lo que otros llaman trucos, pero a él le resulta absolutamente natural. Tendrá una idea a partir prácticamente de nada. Este mago no es un charlatán, éste crea, usa su imaginación y tiene una enorme capacidad de comunicación porque sabe, sabe escuchar lo que se le dice incluso entre líneas.
Nadie es mago todo el rato, ni tonto todo el rato a menos que se lo hayan hecho creer muy firmemente.

¿Recuerdas cuál fue la última vez que te sacaste algo de la chistera y sorprendiste a alguien o a ti mismo? ¿Qué pasó la última vez que te sorprendiste?


Imagen: carta de El Mago del mazo Golden Tarot

¿Eres un mago?




El mago llegó a su escondrijo en el bosque. Había sido un día ajetreado, estaba cansado. Guardó la capa en al armario y la varita mágica en la caja de sándalo. A continuación se sentó en su gran sillón de pétalos de orquídeas, aquel que le regalaran las ninfas como agradecimiento por su ayuda. De aquello ya habían pasado muchos años, ya ni tan siquiera recordaba cuántos. Ahora le quedaba aquel asiento mullido que le abrazaba dulcemente. El olor tenue de las orquídeas lo relajaba. Se dedicó a respirar durante unos minutos para dejarse envolver por aquel perfume. Era realmente agradable.

El Gran Mago se sentía despejado para continuar con lo que quedaba de la noche ante de irse a dormir. Justo en aquel momento llamaron a la puerta. ¿Quién sería a aquellas horas? Abrió el ojo derecho para escudriñar más allá de la puerta y no vio a nadie. Siguió buscando, no tenía ganas de levantarse de su sillón preferido, y levantó la ceja. Escuchó un ruido. Frunció el cejo y puso total atención. Dos segundos después tenía entre sus manos a dos pequeños gnomos. Eran sus amigos Gluck y Glas que venían a cenar con él sin previo aviso.

- Tenemos hambre de comida y de una buena charla contigo- dijo Gluck el cantarín balanceándose feliz
- Sí, y además nos debías una cena, ¿eh?,- se reía Glas mientras reñía al viejo amigo.
- Es verdad, es verdad, tienes razón Glas. Pero resulta que hoy...- se rascaba la cabeza el Mago
- ¡Nada de disculpas!- le interrumpió Gluck, una cena entre amigos no es cosa poco importante

El Mago les sonrió mientras pensaba en qué podía hacer sin su varita mágica que ya estaba guardada. Y se le ocurrió que aquel era un buen momento para el conjuro de los colores, que no le exigiría mucha energía. Se dirigió a la despensa con cada uno de sus amigos en cada palma de la mano. Les sugirió que elegirían los alimentos que más les apetecían, pero con una condición: cada uno debería elegir alimentos de un único color.

Las vueltas del destino: Gonzalo Boyé

El abogado Gonzalo Boyé, de nacionalidad chilena, estuvo una larga temporada entre rejas. Un juzgado lo condenó -junto a dos miembros del MIR chileno- por pasar información a ETA sobre el industrial Emiliano Revilla, secuestrado en 1989. A Boyé lo interrogaron entonces policías de información que han venido a declarar a este juicio, y la fiscal Olga Sánchez lo acusó de prestar su propio coche para que otros siguieran a Revilla. Él siempre defendió su inocencia, pero fue condenado a 14 años, ocho meses y un día. Cuando se le pregunta por el día que entró en la cárcel, responde que su hija mayor tenía cuatro años y la pequeña seis meses, y que sin duda por eso decidió ponerle fecha de caducidad a su rabia. Estudió en la cárcel, se recibió de abogado y hoy en día su despacho defiende causas de diferentes índoles y también de justicia universal en casos vinculados a Guantánamo y Gaza.

Dejo aquí el enlace a una muy interesante entrevista que le hace la periodista Teresa Yusta en radio Euskadi. No os la perdáis, es interesantísima.

Cambios II

En la entrega anterior sobre el cambio, María Jesús me ha dejado un comentario sumamente inspirador. Me gustaría seguir reflexionando sobre este tema para observar qué nos cuenta el tarot al respecto.

Muchas veces en un cambio, sea como fuere, la mayoría de las veces tenemos la sensación de que se nos escapa algo, hay algo que no acabamos de atrapar.

Hay muchas maneras de responder frente a los cambios, cada uno tiene su camino para ello así como oportunidades para hacerlo cada vez mejor. Hay quien racionaliza cuanto ha sucedido; hay quien llora y llora sin parar hasta que las lágrimas se le acaban; hay quien busca la simpatía de los demás, hay quien la rechaza, hay quien se esconde, hay quien lo celebra. Y hay quienes, como yo, investigamos sobre el tema. Y hay muchas maneras más, todas humanas.

Lo hagamos como lo hagamos no podemos negar que se trata de un proceso. A veces resulta más largo de lo que deseamos, puede que sea muy corto e intenso como una eternidad. Ya es muy conocido este proceso y más desde que la doctora Kübler Ross identificó los estadios en los que suelen mayoritariamente presentarse, aunque no siempre en el mismo orden. Primero no nos sentimos muy capaces de reaccionar, desde congelarnos a petrificarnos todas las variantes son admisibles. Intentamos negar lo que está sucediendo y por más evidente que sea nos repetimos que no puede ser, hay algo que está ocurriendo pero es un mal sueño. Hasta que la realidad se impone y nos enfadamos. Entonces nos preguntamos porqué nos toca a nosotros, qué hemos hecho para merecerlo, qué hemos hecho mal, porqué merecemos este castigo. Estamos muy enfadadazos, molestos y también con nosotros mismos porque si no hubiéramos hecho esto o aquello quizás ahora sería diferente. La culpa tiene que ser de alguien. Y pedimos perdón, quizás si pedimos perdón sinceramente nos quitan el castigo. O si prometemos algo, podremos ganar tiempo o salvarnos. Pero a veces esto no funciona. Y cuando creemos que lo hemos probado todo y ya no queda nada más por hacer, lo inevitable se nos hace visible en todo su esplendor. Lo inevitable está aquí, conmigo. No hay salida. Y un día nos damos cuenta de que seguimos vivos y que es mejor adaptarse, que pueden haber otras salidas y empezamos a buscarlas. Comenzamos, entonces, a buscar alternativas y soluciones.

La doctora Kübler Ross llegó a estas conclusiones mientras trabajaba como médico y acompañaba a enfermos muy graves y sus familiares, personas expuestas a cambios difíciles de parir y gestionar, algunas de ellas, casi todas en realidad, enfrentadas la hecho de que su muerte estaba muy cercana siendo aún jóvenes. Se dedicó simplemente a observar lo que sucedía. Cada persona reacciona de una manera diferente, por supuesto. Pero ella anotó ciertos arquetipos, ciertas coincidencias que fue notando año tras año, persona tras persona. Y lo que ella en un principio se identificó como fases del duelo, hoy en día también se aplica como fases de los cambios. Pueden desarrollarse de manera más profunda o menos, más drástica o menos, más dolorosa o menos, pero al fin y al cabo parece que la esencia de todo ello se puede analizar en esos estados.

Es interesante observar que entre los arcanos del tarot hay muchas cartas que implican cambios y cada una hace referencia a un tipo diferente. De los 22 arcanos, seis de ellos se refieren directamente a procesos de cambio y otros tantos de manera indirecta. Si alguien cree que la vida es cambio, en el tarot se confirma esta idea una vez más.

Los cuidados del alma


Mi buen amigo, siendo ateniense, de la ciudad más grande y prestigiosa en sabiduría y poder, ¿no te avergüenzas de preocuparte de cómo tendrás las mayores riquezas y la mayor fama y los mayores honores, y en cambio no te preocupas ni te interesas por la inteligencia, la verdad y por cómo tu alma va a ser lo mejor posible?


Platón: Diálogos, vol 1 Apología, escrito durante los años 393 a. C. – 389 a.C.

El libro no se encuentra en algunos países

Poco a poco voy sabiendo que en algunos países del Continente Americano el libro no se encuentra o bien es difícil dar con él. Estas son las cosas que fastidian un poco si eres autor porque después de todo el esfuerzo para que se publique, promocionarlo y etc resulta que hay gente que lo busca y lo tiene difícil.
No estamos hablando de poblaciones aisladas. Para nada. Las personas que de una manera u otra me contactan para comentarlo es gente interesada en el tema y que lo buscan en grandes capitales.
Si no das con el libro en tu ciudad, te agradecería que lo señales en un comentario aquí para que yo pueda comunicarlo a la editorial.

Gracias :-)

Cambios

Cambiar, como si fuera tan fácil. ¿Y luego quién te dice que el cambio puede salir bien? A veces lo mejor es asegurarse. Otras veces, no hay que dudar en tirarse a la piscina. A lo mejor hay una manera intermedia que no duele tanto o no asusta tanto. Hay gente que siempre parece estar bien. ¿Será que a ellos les afecta menos? Seguramente no les afecta tanto o tal vez su vida transcurra como una balsa de aceite. El cambio, el cambio. No es lo mismo cambiar de novio a los 16 que acabar con una relación a los 45. No es igual perder tu trabajo a los 20 que a los 45. No es lo mismo que se te muera un ser querido a los 20 que a los 45. ¿Será cuestión de tiempo? A veces no tiene nada que ver con el tiempo. Si te enfermas en un país lejos de casa donde no hablas el idioma, no es lo mismo que en casa. Y si te enfermas en un país sin apenas asistencia sanitaria no es igual que si te sucede en un país donde todo está cubierto por un moderno y eficiente sistema sanitario. ¿Será cuestión de espacio, del lugar donde te toca esto o aquello?

¿Si una amistad en la que he invertido lo mejor de mise acaba, es diferente este final dependiendo de la edad o del lugar donde vivo o de las circunstancias?

Quizás no se trate tanto de circunstancias sino de lo que uno ha hecho. ¿Si hubiera procedido de otra manera, si hubiera hecho más o incluso menos, ¿sería diferente o me habría asegurado las cosas de otra manera?

Un cambio drástico puede hacernos sentir anclados y fuera del mundo al mismo

tiempo. Sabemos también que de alguna manera, cuando todo haya sido superado, seremos

más maduros. Mitras, nuestra fe y nuestros miedos están presentes.


Preguntas y respuestas

¿Cuántas preguntas nos hacemos desde la mañana a la noche que tienen una respuesta clara? ¿Y cuántas reciben una solución? ¿Podemos darle un espacio a las preguntas sin respuesta? ¿En dicho caso serían válidas?

Empecemos precisamente por éstas últimas. Hay preguntas con respuestas establecidas. Son claras, sencillas, no dan lugar a dudas. Son simples como : “Está nublado, ¿llevo el paraguas?”; “Quiero hacer dieta, ¿me tomo una pieza de fruta o un croissant?”; “¿Tomo el autobús o el metro que me lleva al trabajo o cualquier otro transporte que me lleve a cualquier otro lugar?” Ahora imaginemos que contestamos a estas simples cuestiones en un día en el que nos sentimos bien. ¿Y si lo hiciéramos a la mañana siguiente de un gran disgusto? ¿Qué variantes se presentarían en un día en el que nos sentimos totalmente destruidos? ¿Las respuestas serían siempre las mismas en cualquiera de los casos? ¿Incluso si nos las confesáramos en voz muy baja y en secreto? ¿Le daríamos una patada al paraguas aunque lloviera a mares? ¿Nos olvidaríamos de cogerlo antes de salir de casa? ¿Saldríamos?

Continuemos sobre este hilo de pensamiento para ampliar nuestra visión y acercarnos a otras posibilidades. Imaginemos que las preguntas son algo más complejas (más por su expresión que por las respuestas que puedan generar). Entonces nos encontraríamos con cuestionamientos del tipo: “¿A dónde me lleva sufrir tanto?”; “¿Por qué no puedo decir que no?”; “¿Para qué antepongo siempre el deber a mis necesidades más elementales?”; “¿Qué obtengo al anteponer continuamente las necesidades de los demás a las mías?” La lista puede ser interminable. Pueden ser tantas preguntas como hojas hay en un solo árbol. Se trata de preguntas tan humanas y tan antiguas como los bosques.

La ventaja de las hadas y tantos otros seres o cuanto representan es que se comunican con lo mágico. Si el ser humano ha sido capaz de crear figuras como las hadas u otros personajes similares en diferentes culturas a lo largo y ancho de los siglos, rindámonos a la evidencia. De alguna manera necesitamos el componente mágico, lo simbólico, que al fin y al cabo no ha dejado de acompañarnos desde el que el hombre es hombre. Los personajes pueden ser dioses, semidioses, hadas, nereidas, gnomos, luces o platillos voladores. Podemos creer o no creer en ellos, pero no podemos negar su importancia sea como seres creados por el hombre para llenar sus horas de ocio o de vacío, sea como parte de algo que está en un más allá, un más allá de nosotros como seres racionales, conscientes y pensantes o como una realidad con sus propias características (se trate de una realidad que podamos considerar externa o puramente interna). Todo esto me hace recordar en estos momentos una de las tantas citas que tengo atesoradas de Carl Gustav Jung:

Sólo la vida simbólica puede expresar la necesidad del alma, la necesidad diaria del alma.

La primera frase

Quisiera que mis primeras líneas estuvieran dedicadas a una confesión.

Así comienza este libro. La primera frase, el primer párrafo, la primera página y el primer capítulo de un libro han de ser un espejo de todo cuanto implica dicho libro. Y así después de haberlo escrito, reescrito, corregido y editado sigo apoyándome en esa primera frase.

El lenguaje del libro es íntimo, como una charla antes de irse a dormir o a primera hora de la mañana en la cocina. Historias que se cuentan en espacios íntimos y en la charla cercana. El tono y el lenguaje no están tratados al azar. Dar con la primera frase me costó un año. La escribí después de haber llegado al final. Un final nos lleva al principio tanto como el origen a su destino último.

El destino ha de tratarse con el mimo de las confesiones, con su secreto y su magia; con el pudor de nuestra pequeñez frente al universo y con la grandeza de la humildad al mirar hacia atrás.



Destino y escribir


Esta es la explicación que me doy a mí misma. Es uno de los argumentos secretos con los que intento animarme. Si siento en el pecho un dolor que no se va, que, pongámos por caso, me llena de ganas de escribir una novela, pienso que ese dolor es importante y que tengo que escribir, porque existe la posibilidad de que el futuro se encuentre a nuestro alrededor (...), y ese dolor significa que me estoy acercando a un destino que debo seguir. Es decir, la orden de trabajar puede proceder de un arcángel y he de obedecerla, con la misma celeridad con que uno obedece a un jefe enfadado o a un marido nervioso.




Lo dijo Brenda Ueland en Me. A memoir en el año 1939

El nacimiento de este libro

Corría el verano del año 2000. Mi vida había dado un enorme vuelco. Yo trabajaba como pedagoga, me dedicaba a la didáctica y especialmente al uso de las Nuevas Tecnologías- como se llamaban por entonces las Ti o tecnologías de la información- y las aplicaciones en el ámbito de las clases. Por Google aparecen mis trabajos, libros y artículos. Investigaba, trabajaba en lo que me gustaba, estaba muy feliz. He dado clases de formación a todas las edades. Antes de aquel verano trabajaba con niños de primaria y profesores en un máster de la Universidad de Valladolid.

Y de la noche a la mañana todo se acabó. Suele sucederme en la vida. Es una cuestión plutoniana y saturniana. Los contratos acabaron y no se renovaron porque sino las diferentes organizaciones para las que trabajaba tenían que hacerme fija. Pero yo me enteré en 24 horas. Paseaba mi currículum y la respuesta era siempre la misma centrándose en el hecho de que tenía "demasiado currículum". Me sentía completamente desorientada. Y estaba muy triste, sumamente apenada, como cuando un Loco nos trae un Colgado. No tenía perspectivas de encontrar trabajo. Así que decidí que estuviera como estuviera cada día escribiría algo sobre el tarot, que era lo único que me daba fuerzas.

Mi preocupación ha sido siempre que el tarot sea entendido como lo que es: un instrumento de conocimiento. La gente suele aceptar o rechazar el aspecto adivinatorio sin saber que hay mucho, mucho más. Mi sueño era escribir algo que acercara el tarot a sus fuentes y a la gente. No desdeño ya la parte adivinatoria, es intrínseco al hombre la necesidad de saber qué puede acontecer.

Había trabajado mucho con cuentos y se me ocurrió aplicar dicha técnica a mi propósito. Recuerdo que lloraba y luego me ponía a escribir. Luego me sentía mejor, como siempre que escribo. Algunos cuentos se mostraban ante mí al cabo de una media hora y otros me costaban todo el día, obligándome a acostarme de madrugada agotada. A la mañana siguiente al amanecer ya estaba de pie. Y muchas veces llorando. Pero mi propósito era firme: una carta al día, un cuento al día.

Así nacieron esos cuentos. El acto creativo tiene siempre algo de mediúmnico, no hay creador que no insista en ello. Los griegos se referían al genio de manera muy diferente a como lo hacemos en la sociedad actual. El genio era como un "Loco" del tarot, un daimon que venía a visitarte. La labor del escritor, como del músico o de cualquier persona entregada a la creación humanista o científica, es escuchar y luego dar la mejor forma al mensaje. Pulir como si de una diamante se tratara. Yo conozco más las vicisitudes de escritores y cómo la gran mayoría se entrega incluso a una forma de ritual al ponerse a escribir. Las bondadosas musas nos visitan y nos susurran al oído algo. Fueron buenas conmigo. Luego me tocaba a mí sacar brillo a su mensaje.

Tomaba una carta de los arcanos mayores después de mezclar el mazo y de ponerlo boca abajo. Y entonces me quedaba sentada, respirando y observando la carta. Cuando escuchaba a las musas, escribía. Empezaba cada día con ejercicios de respiración. Viví en Japón y pasé tiempo en un monasterio zen, mi forma de meditar se acerca mucho a la aprendida allí. Basta con sentarse con la espalda muy recta, las orejas alineadas con los hombros, relajada, el mentón un poco hacia abajo y fijando la mirada a un ángulo de 45 grados. A ser posible frente a una pared blanca. En la pared ponía la carta. Y me dedicaba simplemente a respirar.

Cuando ya tenía todos los cuentos empecé a darle vueltas a la manera de presentar todo aquello. Me pasé unos tres años dándole vueltas hasta que llegó a su forma de hoy en día. Lo hice leer a diferentes tipos de lectores. A gente que no tenía ni idea de tarot, a gente que estaba contra el tarot, a gente que entendía mucho, a psicólogos, a lectores y no lectores. Les pedía que me contaran qué les había gustado, qué no les había gustado y qué les había interesado. Al principio el libro era más pedagógico y poco a poco se fue haciendo más reflexivo. Así ha llegado a ser lo que es. Ahora depende de los lectores.

Una cita de la filósofa María Zambrano



Lo más lamentable de la cultura moderna es la falta de transformación del conocimiento puro en conocimiento activo, que alimente la vida del hombre que lo necesita...


Mientras la vida se llenaba de instrumentos técnicos, de maravillas mecánicas, de cachivaches de todas clases, el alma y el corazón quedan vacíos, y las horas, al ser liberadas del trabajo opresor, transcurren más oprimidas todavía, porque están sujetas a la terrible opresión de la vaciedad de un tiempo muerto.

Lo dijo María Zambrano en 1939

Las portadas 3


Ésta portada fue una de las propuestas de la editorial.

Desde lejos parece interesante. rememora un tapiz medieval. Incluso podemos oír la música de laúd mientras la carne jugosa se deja abrazar sobre unos leños en la gran sala de algún banquete. Primero se ven los dragones y el árbol. Los dragones me encantan y la ilustración medieval del árbol de la vida, también.
Pero al acercarme a mirar vi al perro. Me pareció un chucho abandonado. Yo ya colaboro con un par de asociaciones de animales para recoger los que tanta gente abandona y acojo a muchos gatos. La idea no me gustaba nada, la de ver un chucho abandonado relacionado con el destino me parecía triste, muy triste y con claras denotaciones negativas. ¿Cambiar un ángel por un chucho? No, no, ni hablar. ¿Se suponía que el perro éramos nosotros a merced del destino? Ni hablar, ¡vaya! Nada que ver con el mensaje del libro.
El beige de fondo simplemente igualaba el libro a tantos otros de tantas otras editoriales y de la misma Obelisco, donde parece gustarles mucho ese tono.

Además el perro de esa portada me recordaba a otros dos.


El primero que acudió a mi mente fue el perro de un cuadro de Goya que se encuentra en el Prado. Está en la planta baja. Lo conozco de memoria porque hace tiempo iba a contemplarlo casi a diario, así como a las demás pinturas, de la época negra del genial Goya.
La última y más representativa de las Pinturas Negras catalogadas es el inacabado Perro hundido en la arena. En dicha imagen, el animalejo asoma la cabeza por un talud, elevando el hocico hacia la derecha del cuadro como si buscara allí lastimosamente con la mirada algo o alguien que pudiera ayudarle a salir de esa situación atroz: ser sepultado vivo por una tormenta de tierra. Sin embargo, el amplio espacio que Goya abre en el margen hacia el que mira el can no deja lugar a dudas, allí no hay nada. Nunca sabremos si logra salvarse el chucho. Puede que se hunda o que pueda escapar. Es una cuadro que nos habla sobre la fatalidad, la hermana oscura del destino.

Es la misma imagen que ha utilizado la editorial Anagrama para publicar Tombuctú, uno de mis libros preferidos de Paul Auster. El protagonista de la historia es el destino y un perro que busca la felicidad y no puede, a pesar suyo, ser feliz. ¿Cuando buscamos la felicidad somos sinceros? El perro protagonista tiene un destino al que parece no poder escapar, el relato da esa sensación. también sabemos que sucumbe a sus fantasmas a pesar de haber todas las condiciones favorables para evitarlo. Es un animal sin instinto de vida, sino de muerte. Es una historia, como todas las del autor americano, de una profundidad y belleza incomparables. Y de una tristeza que se susurra casi en silencio con lágrimas apagadas. No, no quería esto para mi libro a pesar de las coincidencias y de todo lo demás. Para mí el perro estaba completamente fuera de mi idea de portada. Me reforzaba en la mía. Pero hubo algo más.

Las portadas 2

Ésta fue la primera versión de la portada.

Quería al ángel de la carta de El Sol del mazo Visconti Sforza. Me parece un buen ejemplo de cómo podemos sobreponernos al destino. Además esa carta habla precisamente de dicha capacidad. Levantarnos sobre el mundo irguiendo nuestro sol interior me parece una imagen preciosa de incalculable valor.
Además me apetecía que denotara el sabor de un libro antiguo, de un libro elegante de letras doradas de otros siglos.

Las portadas 1

Dar con la portada de un libro es algo fundamental. Si no, preguntaros porqué compráis un libro. Algunas veces es porque alguien te lo recomienda. Otras es porque estás curioseando y de repente un libro te llama la atención. En la mesa de las novedades son muchos los títulos que aparecen y es fundamental que el que has escrito aparezca bien visible.
La portada ha de comunicar. Es como alguien que llega a una fiesta multitudinaria. Los autores y editores queremos que cuando aparezca en la fiesta, la gente se dé la vuelta para mirar al recién llegado.
La portada ha de ser agradable y llamar la atención. Es obvio. Lo que es difícil es dar con lo que le llama la atención y resulta agradable a la gente. Esa gente no es cualquiera sino que se trata de tu público potencial. La portada ha de comunicar un espíritu y una historia. Si has escrito un libro sobre asesinatos, el hecho de que, por ejemplo, aparezca la cara de un bebé en la portada, puede provocar rechazo y muchos malentendidos. Pero si aparece un cuchillo con sangre, será diferente.

Cuando pensaba en la portada de este libro, me venía a la cabeza el color rojo. Es algo muy inconsciente. Luego, reflexionando sobre ello he llegado a la reconocer que, efectivamente, para mí el destino tiene una suerte de línea roja, muy delgada. Y un buen rojo en una portada, siempre resulta llamativo. ¿Qué color tendrá el destino para otras personas?

Otra reseña

Y el siete de septiembre de este 2009 aparecía esta otra reseña que también guardo en mi corazón.



LUNES 7 DE SEPTIEMBRE DE 2009

Un libro sobre Tarot: "Los Cuentos del Destino", por Jimena Fernández Pinto

Este verano, entre otras muchas cosas, he podido deleitarme con un libro que quiero compartir con vosotros. Su título: "Los Cuentos del Destino"; su autora: Jimena Fernández Pinto. La editorial:Obelisco.

A diferencia de otros libros sobre Tarot, Jimena Fernández Pinto nos introduce en el lenguaje simbólico de las Cartas con la ayuda de la fantasía literaria. Además de una trama básica, nos va mostrando cada carta del Tarot a través de cuentos; un recurso pedagógico muy bueno, creo yo, pues no requiere memorizar sino asimilar el contenido. Y mucho más que eso: la historia de cada carta deberá completarla el lector, pues, como veremos más adelante, una buena sesión de Tarot implica no sólo una lectura pasiva, sino un diálogo abierto y creativo que nos conduzca a la mejor resolución de las situaciones.

En Los Cuentos del Destino no hallarás, por tanto, un manual para manejar el Tarot, sino una obra literaria que contempla el Tarot desde una perspectiva simbólica, sin determinismos ni fatalismos, sin dogmas ni preceptos establecidos sino como una forma de despertar las respuestas que cada uno lleva en su interior.

Comienza con una hermosa fábula en la que dos personajes simbolizan uno al Tarot y otro a la Verdad. ¿Cómo explicar qué es el Tarot? La autora lo resuelve de forma poética muy certera. Nos cuenta cómo la Verdad es alguien desnudo que a veces escandaliza por su desnudez; y cómo el Tarot, sin embargo, es alguien bien vestido que no muestra de manera obvia las cosas. Así, Jimena Fernandez Pinto nos cuenta cómo el Tarot cede su capa a la Verdad para poder mostrarse de manera "más recatada".

El desarrollo del libro tiene en cuenta "el camino del héroe" que muchos autores mencionan al referirse a los Arcanos Mayores del Tarot. Un camino que implica un desarrollo progresivo, con avances y retrocesos. Cada carta nos señala aspectos muy importantes de ese camino que todos recorremos porque, como dice la autora, "Héroes somos todos, por eso necesitamos sus historias y conocer sus aventuras. No nos cansamos de prestarles atención, nos reconocemos, en cierta medida, en todas y cada una de las historias. El tarot es el más fiel depositario de esta antiquísima tradición".

Una tradición que se basa en el lenguaje simbólico. Una tradición que se basa en el misterio, en lo sutil, no necesariamente en lo pragmático, ya sea espacial o temporal. "El tarot -comenta la autora- es un puente para llegar a nuestro inconsciente, ese vasto territorio donde el espacio y el tiempo son macrocósmicos o, como dijera Einstein, relativos. Allí no hay una sucesión ordenada de los acontecimientos en horas ni días ni meses, no. Allí habitan los sueños, el lenguaje simbólico, que también encontramos en el tarot, en la poesía, en la mística o en la música".

La autora, además de hacer mención de muchas vías de pensamiento, nos acerca a la visión del psiquiatra Carl Gustav Jung y su método de imaginación activa. Jimena Fdez. Pinto nos anima a que conversemos "activamente" con cada carta del Tarot y que nos detengamos en lo que ésta nos puede estar
diciendo. Nos anima a que hablemos con la carta, que preguntemos, que no nos limitemos a una lectura pasiva sino a un diálogo abierto. Se trata de aprender, de comprender, de crecer. Y así lo explica ella:

"Lo que nos interesa es dar ocasión a que nuestras partes consciente e incosnciente se encuentren. ¡De forma activa! Porque allí eres totalmente libre, nadie, ni tan siquiera tú mismo, te juzga. Solamente dialogas y te comunicas con diferentes aspectos de ti mismo que asumen otras formas externas, las que te llaman la atención".

Con este diálogo (que no lectura pasiva), "no dirás qué está bien o qué está mal", porque, como concluye la autora de Los Cuentos del Destino, "en este país no se habla de esa manera".

Sólo me gustaría añadir un pequeño comentario que hace alusión a las ilustraciones del libro. Me hubiera gustado que éstas fueran mostradas en tamaño más grande para poder hacer cada uno su propio trabajo al que la autora nos incita. También he de decir que, aunque las cartas elegidas para ilustrar este libro sean las de la baraja Visconti, me da la impresión -por lo que he podido leer- que la autora se rige más por el Tarot Rider Waite y el Tarot de Marsella, por lo que, a veces, sus descripciones no se adecúan a la carta que muestra esta edición, muy cuidada por otra parte pero que, a mi entender debería haber mostrado otra baraja. Personalmente, me gustan los libros ilustrados; y mucho más cuando son de Tarot o temas que requieren una ayuda visual; y por eso hubiera preferido que los diseños fueran exhibidos con un tamaño más adecuado, así como haber elegido quizá el mazo que parece manejar la autora.

De cualquier manera, ¡¡¡he disfrutado mucho con este hermoso libro!!!


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Reseña

La siguiente reseña apareció a principios de agosto de 2009, poco tiempo después de que el libro saliera a la luz. Se encuentra en http://auroradiaz.typepad.com/t/


Los Cuentos del Destino

LOS CUENTOS DEL DESTINO
Autora: Jimena Fernández Pinto
Ediciones Obelisco

ISBN: 978-84-9777-562-5

Los cuentos del destino

Dice la autora: "Cuentos para leer e imaginar, para cerrar los ojos y viajar hacia... Paisajes propios donde anidan nuestros sueños. Imágenes para soñar despiertos."

Yo añado, es un libro para despertar la conciencia. Además, puede convertirse en un libro de cabecera, como un amigo cercano que podemos visitar cuando se nos antoje abrirle un espacio a la imaginación creativa, o simplemente cuando deseemos reflexionar. Estos cuentos tienen capas que hay que ir develando. Es que la protagonista se me antoja como un tipo de Sacerdotisa misteriosa, que te dice, y no te dice todo. Algunos cuentos los leo más de 2 veces, descubriendo siempre una nueva vertiente que no había visto antes.

Lo leo de a poco, un cuento por noche.Voy por La Rueda de la Fortuna. En mi opinión, hay que bebérselo a sorbos, pues todos los cuentos invitan a la mirada interna, esto implica un proceso. Mirarnos, no se nos hace fácil a la mayoría de los mortales. Sin embargo, el estilo de la autora es genial en ese sentido de provocar la reflexión. Es un estilo refrescante, lleno de colorido, chispeante. Humaniza los Arcanos. Acercándolos tanto, que los escucho susurrar en mis oídos. Envuelve al lector en una historia llena de detalles, luego, al final de la historia, te lleva a la reflexión sin que te des por aludido. Una reflexión práctica, accesible; divorciada del dogma y los estereotipos, totalmente desnuda del rigor filosófico y didáctico de los textos formales de tarot. Al leer los cuentos, los Arcanos surjen del interior de uno mismo- como debe ser. y sin darnos cuenta, los tenemos frente a frente. Este es uno de los puntos más fuertes del libro. Y ese es el encanto de, Los Cuentos del Destino.

La autora comienza el libro narrando su propia vida,desde que nace; que podría ser la historia tuya o la mía. Dice que nace con una maldición. Cada cumpleaños su abuela le cuenta un cuento, que según la autora, son tan antiguos que nadie puede rastrear de donde surgieron. En definitiva, narra la historia tuya o la mía; o la de cualquier ser humano que nazca, crezca, se desarrolle y trascienda. Metafóricamente, el viaje de los 22 Arcanos, es el nuestro. Ese es el tema central de Los Cuentos del Destino.

Todos los años la abuela le narra un cuento relacionado a uno de los Arcanos Mayores; ilustrándola y señalándole el camino del héroe. El elemento del camino es sutil, no explícito; es el telón de fondo que le da coherencia al libro. El camino del héroe es como una flor que se va abriendo poco a poco mientras lees los cuentos.

Fue fácil involucrarme con la lectura, pues el personaje de la abuela me hipnotizó. Sus cuentos me fueron enredando en una madeja sabia pero refrescante. Las abuelas son un baúl de historias y de sabiduría. También de secretos y misterios que no se le pueden decir a nadie, según ellas; pero luego uno termina enterándose por una indiscreción de alguien, o de ellas mismas. Que lo digan todos los que han tenido la dicha de contar con una abuelita que les hacía historias de los tiempos de antaño, de personajes de pueblo, de familiares ya muertos, etc... A través de los cuentos, la abuela inspira a la nieta a crear su propio destino.

Aún no he terminado de leer todo el libro. Prometo añadir unas palabras a este escrito, al concluir su primera lectura.

Mientras, te invito a que adquieras Los Cuentos del Destino, y lo leas sin prisa, saboréandolos. Si eres tarotista, te darás un banquete exquisito. Como yo, acariciarás el libro todas las noches antes de cerrar tus ojos con una sonrisa en tus labios, y los Arcanos más cerca que nunca de tu corazón. Y si no sabes nada de Tarot, te sentirás impulsado a comprar un mazo y perderte en sus profundidades para siempre.

Gracias por tu visita. Si gustas,déjame tus comentarios.

Aurora

Mi equipo A

En la entrega titulada "Publicar este libro" explicaba la historia de su publicación y mencionaba a las mujeres "A" que lo han acompañado. resulta que se ha unido una nueva integrante al equipo. Se trata de Aurora Díaz. Nunca nos hemos visto personalmente. La conocía a raíz de una reseña que publicó sobre este libro. Me emocionó tanto que la contacté.

Quien quiera conocer su trabajo puede leerla en su web http://www.auroradiaz.com/

Publicar este libro

Este libro dio muchas vueltas antes de salir a la luz en papel. Allá por el año 2005 empecé a pensar que podía ser publicado. Antes de esa fecha no lo había contemplado. Sucedió que se lo pasé a gente a leer y que fue corriendo de mano en mano. Personas que ni tan siquiera yo conocía me contactaban para saber si estaba publicado y dónde. Y mi respuesta era que no, aún no. Corría el año 2005.

Antes yo había publicado sobre otros temas, mi campo era la didáctica y el uso pedagógico de las nuevas tecnologías para todas las edades. Me gustaba leer y escribir, pero no se me había ocurrido que podría publicar. Aquel año comencé a llamar a editoriales para saber si admitían manuscritos de una novata. Algunas lo descartaban, a otras el tema no les interesaba. Sin embargo algunas me dijeron que podía enviar el manuscrito. Es muy importante saber dónde puede encajar tu propuesta escrita para que llegue a ser leída por una editorial.

Y por entonces, otro verano, me pasé personalmente por la editorial Obelisco donde me dijeron que no había posibilidades para mí sin ni tan siquiera leer el libro. Salí del edificio bastante desanimada. Ya no sabía por dónde continuar ni a qué otras editoriales acudir. Y por la calle caminaba pensando qué podía hacer. Fui a la parada del autobús y entonces tuve una suerte de intuición: sin agente no lograría nada. Empecé a contactar agencias.

Tenía que presentar el libro en la llamada telefónica para saber si podía llevarlo o no. Le daba vueltas al asunto. Hasta que di con la fórmula. Este libro contiene temas y refleja un estilo que se mueve entre Jodorowsky y Bucay con algún toque a lo Paulo Coelho En la agencia de Carmen Balcells aceptaron el manuscrito, pero no les interesó, simplemente nunca contestaron. En la agencia en la que estoy ahora, Ilustrata, tampoco me contestaron. Pero como era una de las pocas que trataba el tema del tarot seguí insistiendo durante tres años. El tarot auqnue sea tratado tangencialmente por entonces era rechazado de plano. Los contactaba dos veces al año. En otro verano, el de 2008, conseguí traspasar las puertas y ser recibida. Para mi sorpresa ya conocían otros libros míos y les gustaba. Y Angela Reynolds, la creadora e impulsora de la agencia, es mi ángel de la guarda.

Mientras no había dejado de visitar editoriales. En la editorial Océano les había gustado el manuscrito, pero me pasé esperando una reunión donde se decidiría su publicación durante dos años. Pues sí, soy muy paciente. Y además creía en lo que me iban diciendo. Algo que ya no ocurre, desde luego, con ninguna editorial. Mientras publicaba con ellos otros libros. Hasta que un día en una comida con el editor, la primera a la que me invitó en un restaurante caro en la zona alta de Barcelona, éste me mencionó delante de la editora actual que el director general había catalogado mi libro de escritura de domingo de alguien aburrido.

Entonces me enfadé tanto que volví a la carga. Estaba muy molesta porque me habían mentido durante los dos años anteriores. Lo que escribo puede gustar o no, eso es otra cuestión. Pero decirme que te encanta para luego acabar con una versión tan cargada de estupidez, pues no me gusta nada. Así di con una scout, Anne Vial. A ella le gustaba mucho mi manuscrito. Y en menos de tres meses consiguió el contrato con Obelisco. Y así se publicó. Hubo que correr, querían sacarlo a toda prisa. Les interesaba mucho.

Me he ahorrado muchos detalles, pero la historia de este libro, de su publicación, ha sido larga. Y ya está, ya existe. Y a más de uno le gusta y le interesa y, lo que es más importante, le aporta cosas, pensamientos, sensaciones. Me alegro tanto, tanto de verdad.

Ahora mi editorial es Obelisco y me encuentro muy a gusto con ellos. Allí hay una editora que se entrega de corazón, Anna María Mañas, a quien llamo Anna Vishnu porque está en cada coma de los libros, en su promoción, en la portada, en cada decisión.

Anne Vial, Angela Reynolds, Anna María. Recién ahora que escribo estas líneas me doy cuentas que todas son mujeres "A". No es para menos.



Mi editorial

Ya he contado la historia en otra entrega. Este libro está en le editorial Obelisco http://www.edicionesobelisco.com/default.asp

¿De qué trata?


Los cuentos del destino son relatos para curiosos que buscan inspiración y cobijo en la tradición espiritual de Occidente. También son la historia de una bruja y la maldición que pende sobre ella, además de un motor de autoconocimiento y reflexión, un impulso para desarrollar la voz interior y nuestros tesoros más ocultos.

En cada capítulo se presenta un cuento simbólico basado en una carta del tarot que proviene de una antigua tradición familiar. No es un libro que enseñe a tirar las cartas, sino a encontrar sus múltiples significados, así como la manera en que dichas interpretaciones pueden ayudarnos en nuestro quehacer cotidiano, acomodándolas a nuestras propias necesidades, un material que invita a la reflexión a partir de los temas universales representados por las cartas y los arcanos. Y mientras se desvelan numerosos misterios, una bruja sigue su largo peregrinar por éste y otros mundos.

Las primeras líneas del libro

Las que siguen son las primeras líneas de este libro. Fueron escritas durante un tórrido verano del año 2002. Siguen siendo completamente vigentes y se aplican de igual manera a este blog.

Antes
Quisiera que mis primeras líneas estuvieran dedicadas a una confesión. Todo cuanto relato puede parecer inverosímil, a veces hasta yo misma tengo ciertas reticencias al respecto. Lo que es cierto y lo que no lo es conviven estrechamente. La frontera es apenas perceptible, créeme. Hay una delgada línea que atravesamos como sonámbulos, unas veces y como equilibristas, otras. No se trata de caer en el abismo de la falsedad; tampoco en el de la verdad. Más allá de los abismos y de las delgadas líneas, yo apenas te contaré historias. Entramos en un territorio reservado a la imaginación con toda su verdad y toda su falsedad. Todo depende de qué consideremos.

Es un universo que no admite juicios tal como muchos lo entienden en el día a día. El renacentista Dante imaginó esta región como un bosque; Lewis Carrol, el creador de Alicia en el País de las Maravillas, como un largo túnel; Michael Ende nos habló de Fantasía. A pesar de las diferencias, los autores coinciden en la profundidad de este espacio y en todos los casos (con la gran diferencia de siglos que separan tan reconocidas propuestas literarias) la experiencia nos conduce a un territorio mágico. Una zona en la que las leyes del día a día, de nuestra realidad cotidiana, no nos sirven para nada y de ahí que muchas veces numerosas personas duden y teman ante este vasto territorio. Creen que sin los referentes de la realidad, sin las normas y sin lo que conocen, este espacio desconocido se volverá su enemigo. La única exigencia es mantener los ojos bien abiertos.

La verdad es que estas historias que a continuación comparto contigo han habitado en mi familia por cientos de años. Son historias tan antiguas que nadie sabe datarlas con precisión. Son un entramado de creencias, de recetas, de fórmulas y cómo no, de historias. Lo único que sabemos es que han sido transmitidas de generación en generación, de abuelas a nietas. Ahora es mi madre quien se las cuenta a mis hijas y algún día, tal vez, yo se las contaré a mis nietos. Nada hay de cierto en el continuo fluir de la vida, no sé qué sucederá, sólo sé que es una de las tradiciones familiares con la que me gustaría llenar los baúles de recuerdos de las generaciones futuras de mi familia.

Cuando nací, mi abuela me tomó entre sus brazos y cuidó de mí durante mis primeros días tal como ordenaba nuestra tradición. Ya entonces entre arrullos y nanas mi abuela me contaría la primera historia. Yo era la primera nieta de la familia, la esperada para continuar con la tradición. Tal como rezaba en los códigos antiguos la primera nieta de cada generación sería la continuadora. ¿De qué? ¿Qué se supone que habría de guardar, velar y llevar adelante? Porque aún no lo he contado, me perdonarás el despiste, querido lector, a nosotras nos pasa a menudo. Será por tener la cabeza en las nubes o, mejor dicho, en la luna.


Bienvenidos


¡Bienvenidos a este blog que gira al rededor de este mi nuevo libro!
Cuentos, simbología y un camino desconocido por recorrer nos esperan en las próximas entregas.
Trozos del libro acompañarán a reflexiones y provocaciones tanto como juegos y otras opciones que parecerán más serias. Sortearé libros, lecturas, tiradas de tarot. También contaré historias, incitaré a la reflexión. Las páginas del libro seguirán creciendo con mis propuestas y las que vayan llegando o las que se queden a medio camino. Seguiré proponiendo puentes para que cada uno encuentre sus caminos a los espacios insondables que nos acompañan en nuestro andar. Abriremos ventanas hacia nuestro interior universal. Y también contaré aquí las vicisitudes de este libro que me es tan especialmente querido.
Las propuestas irán creciendo según la magia de los días. Todo está por ver.
¡Bienvenidos!