El destino y las historias de las Fátimas V y final

Y ya no es una cuestión de un individuo u otro. A veces hay Fátimas sociales en lugares como Eritrea, por ejemplo. Ellas aparecen en las fotos de los corresponsales de guerra, sus figuras son como árboles que se han quedado secos y sólo pueden morirse de pie.

Mientras, los que leemos las historias o los que escribimos historias miramos a las dos Fátimas sabemos que ambas existen mientras las nombremos. Reivindicamos su derecho a no ser ignoradas y una vez que no lo son, ignoradas, y son comprendidas ya son queridas, al menos un poquito más. Así las abrazamos y abrazamos esa parte de nosotros que vemos en ellas, queriéndonos un poco más o quizás odiándonos un poco menos, permitiendo que el amor se cuele en las grietas de nuestra alma y repare alguna y haciéndonos más bellos.

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