Elegir: el mito de Tetis y Peleus VI


Nuestro protagonista está justo en el centro, en el ahora, en el aquí y ahora. La mujer de la izquierda se ubica en el pasado mientras que la de la derecha está en el futuro (según los cánones de interpretación esotérica). El ángel, como es su condición, viene del más allá, un horizonte lejano a nosotros y del mismo tiempo que se articula en pasado, presente y futuro.

Recapitulemos una vez más, entonces. La carta señala algo en el pasado, una mirada, tal vez un recuerdo o una imagen de una persona o una idea que nos retiene o nos empuja (o ambas cosas a la vez). La carta apunta de manera muy clara a este reconocimiento entre pasado y presente, como si la decisión del ahora dependiera de cuanto hayamos decidido antes, de cuanto hayamos experimentado y lo sabemos. ¿Será este empuje lo que permite que nuestro protagonista se incline un poco más hacia la mujer de la derecha?

Sólo la cabeza y el pie derecho miran a la mujer de la izquierda, hacia el pasado. El protagonista apenas se mueve, su pie derecho no avanza. Sin embargo todo el cuerpo está preparado para avanzar: sus manos, su torso, su pierna y pie izquierdos. Incluso la mujer de la derecha parece estar preparada para agarrarle si se cayera porque tal como está ahora la figura del centro, nosotros mismos, bien podría tropezar sin querer. Como todos nosotros que podemos caer si no confiamos en la dirección del corazón que nos amará incluso en la posible caída y en los tropiezos protegiéndonos así casi mágicamente. El querer está en el ángel.

¿Quién puede ayudar a nuestro protagonista? ¿Quién puede ayudarnos en una situación semejante? La carta nada dice al respecto. Cualquier opinión es una mera conjetura. La carta nos refleja un momento y nos muestra lo que está en juego más allá de nosotros mismos ¿Podremos aceptar semejante lección?

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