La cocina del Tarot: La Papisa III


Una de las Papisas de la nutrición fue Santa Hildegarda. Fue una abadesa, líder monástica, mística, profetisa, médica, compositora y escritora alemana. Vivió allá por el siglo XII y ya entonces practicaba la nutrición sana como método de prevención de enfermedades. La siguiente es una de sus tantas recetas.

Pavo con castañas

Ingredientes:

1 pavo de 2,5 kg

12 castañas

1 ramillete de hierbas

2 cucharadas soperas de tomillo

2 cucharadas soperas de mejorana

250ml de cerveza negra

1 vaso de caldo de ave o verduras

Sal y pimienta

Modo de hacer

El pavo ha de estar muy limpio y sin vísceras. Podemos pasarlo por un buen chorro de agua fría. Primero lo salpimentamos y luego lo espolvoreamos tanto por dentro como por fuera con el tomillo y la mejorana. Dentro colocamos las castañas peladas junto con el manojo de hierbas.

Pelar las castañas es más sencillo si les hacemos un corte alrededor de la piel y las metemos en un agua hirviendo con dos cucharadas de aceite. Después de tres minutos podemos empezar a sacarlas. Al penetrar el agua y el aceite por la abertura, ahueca y permite que pelarlas sea realmente sencillo.

Precalentamos el horno a 200·C durante cuatro minutos, colocamos el pavo sobre una fuente, e introducimos todo en el horno.

Mientras mezclamos la cerveza negra y el caldo. Toda la cocción requerirá unas dos horas. Es importante darle la vuelta al pavo cada treinta minutos y rociarlo con un poco de mezcla de cerveza y caldo. Una media hora antes de sacarlo del horno, hemos de subir la temperatura al máximo y rociarlo cada cuatro minutos ya sin cambiarlo de postura.

Para acompañarlo hervimos un par de patatas pequeñas por comensal. Cuando están en su punto, las sacamos del agua y las pasamos por un sofrito de apio y eneldo. Contamos media rama de apio por comensal. La cortamos muy finita, casi en lonchas. En una sartén con poco aceite y caliente colocamos el apio, el eneldo y salteamos las patatas durante seis minutos sin dejar de mover.

Serviremos el pavo con las patatas y las castañas.

Santa Hildegarda confiaba en las bondades del pavo porque es muy digestible y de carne magra. A la castaña ya por entonces le atribuía un notable efecto terapéutico para los trastornos cardíacos y los hepáticos. Mientras que la cerveza negra contiene muchos nutrientes y especialmente vitamina B y tiene un efecto protector sobre el corazón.

Santa Hildegarda fue una gran defensora el uso de la escanda o espelta, una variedad de cereal que en comparación con el trigo común, proporciona más carbohidratos, proteínas, fibra, vitaminas B1 y B2 además de minerales y aminoácidos. Es altamente soluble en agua y fácil de digerir, pero esta harina no es apta para las personas celíacas porque contiene una cantidad moderada de gluten. Tiene muchísimas propiedades entre las cuales citaremos solamente algunas:

1. Facilita el funcionamiento del intestino delgado.

2. contiene todas las sales minerales: sodio, calcio, potasio, magnesio, silicio, fósforo, azufre, hierro. Es el alimento “anti-estrés” por excelencia, gracias a su tasa de magnesio (0,15 %). También es muy rica en ácido silícico (que fortalece los tejidos y refuerza los sistemas inmunitario y circulatorio) y en zinc (necesario para el buen funcionamiento de los vasos sanguíneos).

3. es más rica que el trigo en hierro y en vitaminas E, B1 y B2 (reduce ataques de migrañas). El contenido en niacina -vit. B3- también es alto (que tiene numerosos beneficios contra los factores de riesgo cardiocascular).

4. contiene glúcidos particulares (mucopolisacáridos) que juegan un papel importante en la coagulación de la sangre y estimulan el sistema inmunitario.

5. tonifica el bazo y el páncreas.

6. los estómagos sensibles al trigo toleran en general bien la espelta, ya que es especialmente bien digerible.

7. contiene los 8 aminoácidos esenciales que debe comportar el régimen alimenticio diario de un adulto para mantener una buena salud celular, en una cantidad superior a la del trigo

8. su grasa es fundamentalmente del tipo insaturado. No contiene colesterol, y es rica en ácidos grasos esenciales (ácido oléico y ácido linoléico), los cuales el cuerpo humano no puede sintetizar.

9. favorece el sueño.

Como bien podemos comprobar, Santa Hildegarda ya en el siglo XII sabía lo que se hacía. Además defendía el consumo moderado de vino y cerveza y tomar mucha manzana. Ella es el modelo de Papisa por antonomasia

El destino de la oscuridad del alma

Voy a meterme de refilón en un tema que no controlo casi nada: la astrología. Una compañera de mi camino cuyo trabajo admiro, que se dedica a la astrología de la salud y a tantos otros aspectos, Patricia Kesselman, puede que no esté nada de acuerdo y es más, me encanta que disienta ;-)
Además sin Laura y una cadena de comentarios en su facebook sobre diferentes puntos de vista sobre las emociones positivas, negativas, útiles e inútiles, esta entrega no hubiera nacido.

Ha llegado a mis manos un libro muy interesante de Liz Greene.

The Dark of the Soul. Psychopathology in the Horoscope ( La Oscuridad del Alma . Psicopatalogía en el horóscopo)
CPA Press.

En sus tres partes – transcripciones de seminarios que impartió en el Centro de Astrología Psicológica CPA- Liz Greene explora astrológicamente estados extremos de la psique.


Analiza a diferentes psicópatas y entre todos ellos encuentra el denominador común que su el elementos predominante es siempre el agua. Llega a la conclusión de que si bien sabemos que es evidente que estas personas tuvieron en el pasado muchas dificultades para manejar su fuerte sensibilidad y emociones; de manera que para no sentirlas les resultó más sencillo cerrarse a ellas y guardarlas herméticamente. Sin embargo, encontraron otras formas de canalizar su lado acuoso: usar su fuerte capacidad empática para deslizarse dentro de la piel de sus victima , localizar sus debilidades y miedos y sacar partido de ello implacablemente; algo que al psicópata le parece simplemente devolver el golpe, como una venganza por sus propios sentimientos heridos.

Queda claro que los diferentes desordenes de la personalidad (o las enfermedades mentales diagnosticadas) son manifestaciones desmesuradas del temperamento innato individual que el Yo o el Ego no puede contener – o no ha podido nunca- . El maltrecho Yo resuena con las “locas” estrategias para manejar estos energías internas. El Ego no puede contener y dirigir estas energías, esta desamparado y a su merced. Liz Greene compara el Ego en esta situación con la lucha en un partido de fútbol entre fuerzas opuestas que le zarandean de un lado a otro . Sin embargo, el relativamente fuerte y estable Ego sí que tiene la capacidad de aplacar los dioses internos y de usar sus poderes constructivamente. Ciertamente merece la pena trabajar para conseguir este estable Ego.

Así pues, todo el mundo con énfasis en agua es un psicópata? ¡Absolutamente no!

La comparación de las cartas de los supuestos psicópatas y las de los “completamente normales” asistentes al seminario muestra que el horóscopo puede indicar con que asuntos tendrá que tratar una persona en el curso de su vida aunque no indica ni como se manifestara ni en que nivel concreto. El horóscopo no muestra si una persona se convertirá en un psicópata o no.

Una acumulación de ciertas señales astrológicas puede señalar estructuras o patrones psicológicos difíciles que pueden sugerir una tendencia hacia la psicopatía (enfermedad del alma). Sin embargo las señales astrológicas por si mismas no bastan para reconocer el potencial de convertirse en un psicópata o para explicar tal desarrollo de estos “padecimientos del alma”. Como siempre, el ambiente, la socialización, los modelos familiares, y la historia juega un importante papel y no el único, ya que también afectan el nivel de conciencia y el libre albedrío.

La locura de Dionisos, puede resultar de la negación de lo irracional, del caos, y de la imaginación. Es el resultado de la supresión de esta potente fuerza vital que acaba estallando y tornándose destructiva y con la que concurren manifestaciones de exceso, éxtasis, pérdida de límites personales e intensidad de sentimiento. Astrológicamente se relaciona con Neptuno, Júpiter y Saturno . Estructura y Caos en conflicto.

De la misma manera, Afrodita se venga de todos aquellos que han negado o suprimido la pasión castigándoles con el padecimiento de una autodestructiva obsesión amorosa. Los indicadores astrológicos serían aquí Venus, Plutón y posiblemente Neptuno.

Es interesante que Liz Greene considere la crisis como un potencial de descubrimiento. Las rígidas estructuras que contienen un potencial para el cambio y la sanación del yo colapsan y caen. Podríamos por tanto considerar la crisis como una transitoria forma de locura.

La locura de los otros puede ayudarnos a alentar ciertas reflexiones sobre nuestras propias locuras, las pequeñas y las grandes, y nuestra propia locura cotidiana.

Un libro que ofrece muchos descubrimientos astrológicos y psicológicos sobre el lado oscuro del alma. Un libro que plantea preguntas no tan difíciles de contestar. Un libro que hace pensar sobre nosotros mismos. En mi opinión merece la pena enfrentarse con la oscuridad del alma con la antorcha de luz de este libro.

La cocina del tarot: La Papisa II

Mermelada de pasiones sublimadas

Esta entrega es un poco larga. Se debe a que creo que es mejor no cortarla en más de una parte, como suelo hacer. :-)

Vamos a necesitar fruta, aunque también se puede utilizar tomate, zanahoria, calabaza o calabacín. Una manzana rallada no puede faltar ya que su pectina es lo que nos permitirá unirlo todo utilizando poco azúcar. Además una cucharadita de café o dos de zumo de limón que a su vez fuerza a la fruta a soltar su pectina Y una pizca de sal para intensificar el sabor, media pizca de bicarbonato que nos ayudará a potenciar los tonos y que el color sea brillante. Para el azúcar calcularemos la cuarta parte de la medida de fruta.

Antes de ponernos manos a la obra, organicémonos bien, porque luego no miraremos la receta para nada. No se trata de memorizar, en absoluto, sino de integrar la receta a nuestra manera de pensar, entender la receta, la función de cada ingrediente y hacerla nuestra hasta poder realizarla con los ojos prácticamente cerrados. Al igual que La Papisa, no nos hará falta consultar el libro. Para conseguirlo necesitamos transformar la receta en experiencia. Empecemos, como veníamos diciendo, por organizarnos. Hagamos una lista de los ingredientes:

  • Fruta o tomate/zanahoria/calabaza/calabacín
  • Una manzana para un quilo de fruta, media para medio quilo o un cuarto para 250 gr, se ha de mantener siempre esta proporción. La manzana puede ser verde si nos interesa acentuar la acidez o roja si necesitamos más dulzura.
  • Zumo de limón
  • Una pizca de sal
  • Media pizca de bicarbonato
  • Azúcar, la cuarta parte de la medida de la fruta
  • Además necesitamos una olla y una cuchara de madera.

Vamos a abandonar la receta culinaria por unos momentos. Y vamos a concentrarnos en nuestro momento actual, ése que requiere la ayuda de La Papisa. Identifiquemos lo momento que estamos viviendo. Supongamos que es el estrés en la pareja. Simplemente no llegamos a todo. Discutimos día sí y día no. Hemos intentado diferentes cosas, pero seguimos anclados. Y cuando traspasamos la puerta de casa, las tensiones acumuladas tampoco nos ayudan. Nos queremos pero la situación no es nada amorosa.

Hagamos un listado de los factores que creemos que inciden en la situación. ¿Es el trabajo o la falta de él? ¿Hay culpabilidad? ¿Se trata de celos o de abandono? Hay dificultades, sin lugar a dudas, y aunque suene obvio hay que apuntarlas. Considerémoslo todo.

Ahora nos encontramos con dos listas: la de los ingredientes y la de los factores que forman nuestra situación problemática. A continuación vamos a relacionarlos. ¿Por qué? Pues precisamente debido a que La Papisa resuelve las cuestiones mediante analogías, estableciendo conexiones, haciendo relaciones, por consonancia y afinidad entre elementos que aparentemente nada tiene que ver.

¿Qué fruta o verdura puede simbolizar el ingrediente más importante de lo que nos está pasando? Quizás sea un fruto de color rojo, rojo fuerte y pasional. Talvez sea como una piña con pinchos por fuera y dulce por dentro, pero que nos deja fibra entre los dientes. O a lo mejor, sensual como un higo. Puede que sintamos que nos están dando calabazas a nuestras esperanzas y sentimientos más profundos. Puede que todo se reduzca a la fuerza del plátano. ¿Y en qué consistirían las cucharaditas de zumo de limón que produce que el ingrediente principal suelte algo pegajoso durante la cocción? ¿Son los celos nuestra media pizca de bicarbonato que lo hace parecer todo de un tono mucho más vivo y fuerte? ¿Qué es la sal que en lugar de darnos salero produce que el contraste de los sabores sea aún mayor? ¿La manzana del pecado es ácida o es dulce? ¿Lo dulce representa la cuarta parte del ingrediente principal o es aún mucho menor? No hace falta más que una cuarta parte de azúcar para endulzarlo todo y transformar la fruta en mermelada. ¿Cuál es la proporción de azúcar que nos queda en nuestra situación analizada? ¿Cómo podemos aumentar o equilibrar la dulzura? ¿Estamos volcando demasiado azúcar, sal de sobras o bicarbonato a raudales? Quizás nos hemos pasado con el limón…

Una vez que tengas perfectamente identificado cada elemento y sus consonancias, lee la receta que describimos a continuación.

Toma la fruta o verdura que hayas elegido. Límpiala bien bajo un buen chorro de agua fría. Quítale la cáscara, si es necesario. Si se trata de tomates, es más fácil rallarlos y convertirlo en pulpa. Si son tomates cherry, tendrás que sumergirlos en agua caliente y luego en agua fría para retirarles la piel, porque los utilizarás enteros. Si la fruta tiene hueso, hay que retirarlo de cuajo y lo mismo es aconsejable con las pepitas. Si son uvas o cerezas, tranquilamente corta por la mitad cada una y retira la semilla o el hueso con todo el tiempo y la paciencia que sean necesarios para ello. Corta en dados la carne de la fruta si hace falta. No vamos a hacerlo ni con los tomates cherry, ni los granos de uva, o moras, por supuesto. La preparación del ingrediente principal toma su tiempo. Cuando ya lo tengas a punto mídelo con un elemento cotidiano como un vaso, una taza. Coloca todo en la olla. Calcula la cuarta parte y mide el azúcar, vuélcalo. Agrega la manzana rallada, el limón y la sal. El orden de estos factores no alterará el producto resultante. El bicarbonato se pondrá al final, cuando ya está casi todo cocido para que resalten los colores, sino el sabor sería un poco fuerte. Lleva la olla a fuego muy lento, lentísimo y comienza a remover despacio cada tres minutos al principio y más seguido cuando levante el hervor.

Para calcular el punto de una mermelada hay dos factores a tener en cuenta. El primero es que al dar vueltas con la cuchara se comenzará a ver el fondo de la cacerola. Y el segundo es dejar caer un poco de mermelada dentro de un vaso de agua a temperatura ambiente. Si la pulpa no se desintegra en el agua y se mantiene compacta, ha llegado el momento de agregar el bicarbonato y apagar el fuego. Una vez frío ya puedes guardarlo en un frasco en el frigorífico. El frío hace que todo dure más, también en las mermeladas. Pero el vacío, quitar el aire, ya alarga los tiempos considerablemente.

Ya hemos acabado con la receta. Puede que necesites volver a leerla un par de veces. Mientras lo hagas intenta comprender cómo se ha preparado tu mermelada personal del momento, esa situación que estamos intentando analizar de otra manera. El ingrediente básico ya no será la fruta o la verdura sino el elemento más importante del momento que estás observando. Transforma esta receta en cada uno de los factores que inciden en el momento. Y no olvides nuestro marco de trabajo: cada vez que te embargue la emoción, concéntrate en la respiración, abre bien los ojos, no los cierres ni por un instante porque estamos contemplando y observando. Por ello mismo no vamos a valorar ni positiva ni negativamente nada, lo cual nos restaría crédito como observadores.

¿Crees que ya conoces cada paso de la receta? Pues entonces vas a realizarla sin leerla. Tómalo como un reto personal, como un experimento, como una actividad diferente. ¿Te atreves?

La cocina del Tarot: La Papisa I


La Papisa: la cocina con alma

La Papisa nos espera en la cocina, sentada en un rincón con un café con leche nada cargado o una rica infusión endulzada con miel. El tiempo y la paciencia son sus distintivos. Nadie como ella para las recetas de mermeladas que requieren que estemos cerca de la olla removiendo tranquilamente, a fuego muy lento, escuchando la cocción y confiados en dar con el punto exacto de transformación de la fruta en confitura.

Si el estrés te está haciendo mella, si crees que no puedes parar y no lo haces por más que el cansancio se presente, si no te apetece mucho salir… pues la respuesta que buscas la tiene La Papisa.

Este es un momento que invita a encubar ideas, no gripes ni virus. Lo que sucede es que para hacerlo hace falta eso de lo cual justamente carecemos: tiempo. Por si todo esto fuera poco, no se trata de una receta infalible. No, nada implica que si regulamos y medimos bien el ingrediente del tiempo y lo sazonamos adecuadamente, el resultado será exquisito. No podemos saber cómo será el desenlace ni cuándo tendrá lugar. Esto es algo que sucede mucho con las mermeladas, justamente, y más aún con las jaleas. Pesas la fruta, su zumo, el azúcar, colocas cada ingrediente con mucho mimo a fuego lento y después de todo no queda en su punto exacto. Es que nos hace falta el cuidado especial de La Papisa.

En la imagen de la carta, La Papisa sostiene un libro. ¿Están escritas allí todas sus recetas? Pero no lo está leyendo. Parece que no lo necesita. Tal vez estaba leyendo y se ha detenido en un cierto punto, en la carta parece que lo señala con el dedo. A veces leemos algo que resulta un ancla en la que nos paramos. Ese áncora puede ser una palabra, una idea, una indicación, un recuerdo. Podemos leer una receta y que en ese instante nos venga a la memoria el momento en que otras mujeres, una amiga, nuestra madre o nuestra abuela, una hermana quizás, cocinaba y esa memoria nos lleva lejos, más lejos aún. La Papisa se deja llevar y se pone a observar. Ella simplemente contempla, sin que la risa, el llanto o la cólera o la culpa la alejen de su presente, de su aquí y ahora, de su respiración. El libro continua sobre su regazo.

Cada palabra la conduce a otras mil. Puede que se haya detenido a pensar sobre lo que acaba de leer, o se le haya ido el santo al cielo. No pasa nada, absolutamente nada. La actitud de La Papisa nos invita a contemplar ese momento, a respirarlo. No se trata de melancolía ni de recrearse en una emoción pasada, para nada. El modo de La Papisa invita a observar, seguir respirando y continuar atentos. No es aconsejable cortar el flujo del pensamiento. Tampoco embargarse de emoción. Si es un recuerdo que nos hace llorar, es necesario no cerrar los ojos, esforzarnos por mantenerlos bien abiertos y respirar, incluso contar la inspiración y la espiración, uno y dos. Este es el marco desde el cual vamos a trabajar, recuérdalo bien.

Continuaremos con una mermelada muy especial...

Una entrevista

Una entrevista más, aquí en este enlace. A ver si me cuentan qué les ha parecido.

Cada vez que me toca hacer una entrevista me pongo muy nerviosa. Preferiría no hacerlo, pero si no hablo de mi libro, no se sabe que existe y la gente no llega a él. Me han hecho entrevistas en diferentes radios. La radio tiene una calidez especial. Mis preferidas son las que me han hecho en la radio de euskadi y como no conocen el mp3, no las tengo.
La radio pertenece a una cadena que nunca escucharía, así que más extraño se me hizo. Esta entrevista con Teresa Juan me gustó y al final se me hizo cortísimo. Ahora me escucho y se me hace un poco raro. ¿Cómo sueno?

Una lección magistral de cocina

La cocina del Tarot IV

Puede que ahora tengas ganas de jugar contigo y probar cosas nuevas. Es posible que tengas ganas de averiguar más sobre tu forma de comer, de cocinar y sorprenderte. Tal vez te interese probar diferentes maneras según las necesidades del momento. Quizás eres un mago y no lo sabes.

Quizás eres un mago (arcano I) y te interesa ahondar en tus zonas más solitarias y ermitañas (arcano IX). Puede incluso que seas un ermitaño (arcano IX) y quieras probar con alguna diablura (arcano XV). Puede que tu diablillo interior (arcano XV) necesite templarse (arcano XIV) con la ayuda de un buen ángel. Todos te esperan en el Tarot. Ese gran libro en el que cada uno puede encontrar una sabia inspiración para continuar su camino de búsqueda.

Cada arcano por sí mismo es una fuente simbólica de conocimiento y es ésta la sabiduría que se ha comunicado generación tras generación. Esta sabiduría se cultiva desde, por ejemplo, la inspiración, la misma que anima a un pintor genial, a un ama de casa o a cualquiera que busque respuestas. Un momento de inspiración o de intuición nos llega cuando menos somos conscientes, cuando nuestra parte racional abre la ventana a pequeñas locuras necesarias. En muchas tradiciones esotéricas se entiende la inspiración como un hálito divino, algo de orden celestial.

La inspiración no es más ni menos aquel momento en el que en los dibujos aparece la lamparita que se enciende. ¡Eureka, he dado con algo! Eso es inspiración y nos sucede a todos. Proviene del alma o del cielo según las tradiciones occidentales u orientales respectivamente. Ambas tradiciones han llegado a al misma conclusión y es que lo celestial se comunica con nosotros mediante símbolos. La rica simbología del Tarot es pues una forma de inspirarse, de inhalar el hálito divino que los humanos compartimos y también es una manera de explorar nuestras diferentes facetas.

En las líneas siguientes te encontrarás con diferentes propuestas para cocinar. Cada arcano se corresponde con una manera de enfrentar la vida y de explorar el mundo no sólo con verduras, frutas y carnes, sino con toda tu genialidad. Aunque lo dudes. Cada carta se corresponde con un acercamiento a la cocina, una actitud. Cada carta proporciona una manera diferente de cocinar y platos que le son propios. Cada carta nos habla de un tipo de alimento. Cada arcano es una manera de entender y de entenderse. En definitiva cada carta es una invitación a un viaje de sabores, formas y colores para descubrir nuestra magia.

Alaska y los Pegamoides en el Hipermercado

La cocina del Tarot III

¿Cómo cocinas tú? Quizás eres una persona sumamente creativa a quien seguir una receta con unas pautas determinadas resulta casi imposible. Tal vez seas todo lo contrario. Puede que incluso ni te atrevas a inventarte un plato porque estás convencido de que te saldrá mal y que eso ya no tiene remedio. Tal vez combines algunas latas o disfraces congelados con exóticas salsas. Puede que seas un sibarita y una simple ensalada no te diga nada sino contiene aliños delicados. Es posible que lo tuyo sean los bocadillos, ¿pero de qué tipo? Incluso puede que te sientas un extraterrestre en la cocina, ese territorio desconocido. Quizás prefieras comer frutas y verduras crudas, así, sin más.

Cada manera de alimentarse se corresponde con una manera de actuar y con un matiz de nuestra personalidad.

Te propongo un juego.... ¿quieres? Haz mentalmente una lista con las personas que mejor te caen de tu entorno familiar, de amistades o del trabajo. Y a continuación identifícalas con una forma de comportarse con respecto a la cocina, a la gastronomía. ¿Tradicional, familiar, moderno, vanguardista, un poco soso...? Más allá de que lo hagan a tu gusto o no, de que el resultado sea para chuparse los dedos o todo lo contrario. Aquí no se trata de que sean personas más o menos interesantes, más o menos complejas, mejores o peores. Sólo descubriremos cómo cocinan, es lo único que nos interesa en este momento. Mari, tradicional; Pepi, muy racional; Jose, para sobrevivir; Manuel, con ingenio…

Y una vez que lo hayamos descubierto podríamos preguntarnos si tal vez no es así tal y cómo enfrentan el día a día. Los habrá más y menos formados, con más o menos información, racionales o sentimentales, un poco alocados o totalmente conservadores. ¿Dime cómo te alimentas y te diré cómo eres? Casi, casi. Te diré cómo es una parte de ti, una de las partes más importantes: la que nutre, la que cuida de sí misma y de los demás.

Es interesante observarnos para verificar cómo cocinamos nosotros. ¿Hay una manera con la que nos sintamos más identificados? ¿Cocinar es única y exclusivamente hacerlo bien? ¿Vale o no vale un simple arroz hervido en su punto? ¿Dónde está la gracia de unos ajillos, el toque del aceite de oliva, quizás incluso del perfumado con salvia o rosmarino o tomillo...? ¿Cómo cocinas tú? ¿Y cómo comes? ¿Te pones la mesa, en el sofá, usas bandeja, te pones servilleta, de pie en la cocina o en el pasillo?

¿Crees que siempre, cada día lo haces igual? Puede que así lo creas o no. Puede que hayas

pasado por diferentes épocas de tu vida y que hayas cambiado también en este aspecto.

Venus as a boy by Sophie Muller canta BJörK

Björk - Venus as a boy - Ma-Tvideo France2
Clip de Sophie Muller

Album : Debut (1993)

Venus as a boy

Björk

Universal Music Publishing Ltd

® 1993 One Little Indian Records Ltd

La cocina del Tarot II

Si hay una cocina donde la sirena mágica y altiva nos cante al oído las canciones que inspiran, esa es la del tarot. Viene de profundidades inimaginables que sólo podemos encontrar en nuestros sueños, luego se guarda en la memoria que es antigua. La única manera de resucitar esa memoria es recordándole el sabor maravilloso de la Tierra y qué mejor lugar allí donde el corazón nutre y anida que la cocina.

Imagina que te encuentras con un libro mágico. A medida que lo vayas leyendo y descifrando irás encontrando nuevos significados cada vez más profundos. Ese libro mágico es muy antiguo y llega a tus manos de casualidad. Como todo libro mágico, verdaderamente mágico, no parece nada especial, incluso tiene una apariencia trivial. Como la vida no es una película, su aparición no estará precedida de un fundido en negro o de una música trepidante.

El verdadero libro mágico es aquél cuya presencia notamos una vez que ya ha pasado por nuestras manos o bajo nuestras pupilas. Todos los libros pueden ser mágicos, pero hay uno en especial cuya fragancia ha inquietado a lo largo de los siglos. Ha sido utilizado de mil y una maneras. Ello se debe a que la magia está en cualquier lugar... estamos hablando del Tarot.
El tarot es un gran libro de conocimiento. Como todo saber, no sirve únicamente para crear una mayor cantidad de información, lo cual en todo caso puede ayudar en alguna medida, sino para destilar nuestra esencia, para ayudarnos a afrontar los diferentes aspectos de la vida desde nuestro gran pequeño quehacer cotidiano.

En cada arcano del tarot resuena el eco de un gran misterio. Cada arcano nos impulsa a tratar un aspecto de nosotros mismos. Podemos meditar, relajarnos mediante las variadas técnicas que se conocen hoy en día, podemos hacer visualizaciones, respiraciones, investigar dentro de nosotros mismos, podemos aprender a dejarnos estar, tomar contacto con la naturaleza y también podemos cocinar. Una cosa nos llevará a la otra, lo pequeño a lo grande, así como lo grande nos conduce a lo pequeño. El conocido axioma hermético “como es arriba es abajo; y como abajo es arriba” hace referencia a este concepto.

Hoy en día cada vez tenemos menos tiempo y si lo tenemos, muchas veces nos encontramos tan cansados que lo dejamos pasar porque nos encontramos con pocas fuerzas. Mientras no dejamos de preguntarnos cómo ser mejores o cómo mejorar ciertos aspectos de nuestra vida, de nuestra personalidad. No hay nada en concreto que “nos salve”, no hay un camino único. Quizás sí nos sea posible aprovechar determinados momentos para aventurarnos dentro de la experiencia de conocernos a nosotros mismos. ¿Cómo?

Como ya mencionáramos, los caminos son muy variados. Uno de ellos puede ser nuestra relación con lo que ingerimos, con la manera en la cual lo llevamos a cabo y lo aprovechamos hasta encontrar nuestras propias recetas. Es perfectamente factible una cocina para ser felices. Las recetas de cocina son también recetas de aventura y de pautas de viaje, de un viaje de sabores desde el mundo hasta nuestro estómago, nuestras entrañas, nuestros gustos y más dentro aún, hasta nuestro espíritu.

Un cocinero inolvidable

La cocina del Tarot I

Eduardo Vázquez Martín:

Comer sirena


Que no le sirvan otra cosa,
no foca, no cazón, tonina,
tanto animal del agua.
A la sirena hay que pedirla con cabeza.
Más importante aún que el ajo,
el estragón, pimienta y sal;
antes de ponderar
el cuerpo que Alavesa
le otorga a sus riojas,
o hacer alto homenaje a la cosecha
85 de Burdeos,
hay que mirar de frente a la sirena;
acariciar su cara desvaída,
limpiar de caracoles sus cabellos.
Primero que cernir
su cuerpo al infiernillo,
sin macerar siquiera, fresca todavía,
olerle el cuello,
deletrear a su oído la palabra percebe
y ver si resucita.
Si no responde sentirás el hambre.
Es el momento de cerrar sus ojos para siempre,
pedir que la retiren de la mesa
para dejarla en manos de pinche y cocinero.
Bon apétit
Y de aperitivo, oporto.

Vainica doble con Joaquín Sabina: Manos en la masa

QQQ

Dean Martin y Louis Armstrong

Tiempo de cambios IV

Quien haya sufrido una mudanza en la vida sabe que se trata de algo agotador. El momento no resulta nada sencillo, simplemente porque irse de un lugar a otro no es fácil. A veces elegimos mudarnos y otras tantas tantas veces ni tan siquiera lo hemos soñado.

Lo que parece simplificar este tipo de cambio es el llanto. Un duelo es algo fundamental para recuperarnos y abrirnos a lo que nos espera, ya limpios de consecuencias inconscientes. El llanto opera como una lluvia que riega y bendice la tierra guiando hacia su propio destino aquello que ha quedado atrás. Llorar es tan necesario como reír, si estás triste no permitas que nadie te quite tu necesidad de llorar, te estás lavando el alma.

¿Qué podemos hacer? Quizás escribirnos una carta y remitirla a esa parte de nosotros que sí quiere cambiar, existe aunque no lo quieras. Hazlo como si fuera una vieja amiga a la que no ves desde hace tiempo. Date tiempo para hacerlo, no tiene por qué salir de un tirón, puedes dedicarle entre 4 y 13 días ¿Qué le contarías sobre tu vida actual? ¿En qué le pedirías ayuda? Otra cosa que puedes hacer es imaginar que te vas de viaje muy lejos, incluso a otro planeta y que no puedes llevarte casi nada. Pero es que hasta las ideas te pueden pesar en ese nuevo planeta. Como si cada una de las cuestiones, ideas, sentimientos, personas y objetos que conforman tu vida tuvieran que ser revisados. ¿Con qué te quedas?

Kana Uemura: Taisetsu no Hito

Jacques Brel Je ne sais rien

Tiempo de cambios III


Hay diferentes tipos de cambio.

Cuando nos topamos con una situación límite o frente a algo profundo, insondable e inescrutable, es normal que el cuerpo se detenga. Ya no podemos con todo, nos sentimos agotados. El cuerpo nos avisa, el alma se detiene y recapacita. De esta manera, el límite con el que acabamos de topar se convierte a su vez en una bendición. Aquello que estaba disperso vuelve a concentrarse a partir de una nueva profundidad. Muchas cosas ya no nos llenan, lo que antes nos gustaba, ahora nos deja indiferente. Puede que incluso necesitemos más soledad que antes. No podemos seguir tirando sin más. Resistirse sólo conducirá a una mayor sensación de fracaso. Es un proceso solitario y requiere su tiempo.

Este alto en el camino permite mirar más lejos. Es como estar sumido en las entrañas oscuras de la tierra. Sólo si prestamos mucha atención podremos encontrar un hilillo más claro que nos indique la salida. La vida viene de muy lejos, viendo su origen profundo y último, la tomaremos desde allí, podremos alimentar nuestra raíces y volver a crecer hacia el propio cielo.

No se trata de un espacio yermo sino todo lo contrario, de esa tierra nos viene la vida. Este proceso nos devuelve a la tierra, a lo más básico y a las raíces. Y solamente desde allí, desde ese parto y ablución puede extenderse luego hacia el cielo. Hay una escena de Kill Bill 2 que recuerda esta carta: entierran a la protagonista bajo tierra y ella recuerda una enseñanza de su Maestro. Entonces conecta con un sentido y a partir de ese momento empieza a golpear para poder volver al exterior. Este momento la impulsará a enfrentarse con aquello que temía desde hace tiempo.

Las interpretaciones sobre el sentido de este momento son íntimas y privadas, así que dejo a cada uno de los lectores con su propia filosofía y recomiendo la visión de esta película que es, en definitiva, la narración de uno de los tantos mitos sobre héroes. Eso no quita que el mundo se nos haya vuelto del revés.

Nubla: cayéndose

Tiempo de cambios II


Ya es muy conocido este proceso y más desde que la doctora Kübler Ross identificó los estadios en los que suelen mayoritariamente presentarse, aunque no siempre en el mismo orden. Primero no nos sentimos muy capaces de reaccionar, desde congelarnos a petrificarnos todas las variantes son admisibles. Intentamos negar lo que está sucediendo y por más evidente que sea nos repetimos que no puede ser, hay algo que está ocurriendo pero es un mal sueño. Hasta que la realidad se impone y nos enfadamos.

Entonces nos preguntamos porqué nos toca a nosotros, qué hemos hecho para merecerlo, qué hemos hecho mal, porqué merecemos este castigo. Estamos muy enfadadazos, molestos y también con nosotros mismos porque si no hubiéramos hecho esto o aquello quizás ahora sería diferente. La culpa tiene que ser de alguien. Y pedimos perdón, quizás si pedimos perdón sinceramente nos quitan el castigo. O si prometemos algo, podremos ganar tiempo o salvarnos. Pero a veces esto no funciona. Y cuando creemos que lo hemos probado todo y ya no queda nada más por hacer, lo inevitable se nos hace visible en todo su esplendor. Lo inevitable está aquí, conmigo. No hay salida. Y un día nos damos cuenta de que seguimos vivos y que es mejor adaptarse, que pueden haber otras salidas y empezamos a buscarlas. Comenzamos, entonces, a buscar alternativas y soluciones.

La doctora Kübler Ross llegó a estas conclusiones mientras trabajaba como médico y acompañaba a enfermos muy graves y sus familiares. Se dedicó simplemente a observar lo que sucedía. Cada persona reacciona de una manera diferente, por supuesto. Pero ella anotó ciertos arquetipos, ciertas coincidencias que fue notando año tras año, persona tras persona. Y lo que ella en un principio se identificó como fases del duelo, hoy en día también se aplica como fases de los cambios. Pueden desarrollarse de manera más profunda o menos, más drástica o menos, más dolorosa o menos, pero al fin y al cabo parece que la esencia de todo ello se puede analizar en esos estados.

Es interesante observar que entre los arcanos del tarot hay muchas cartas que implican cambios y cada una hace referencia a un tipo diferente. De los 22 arcanos, seis de ellos se refieren directamente a procesos de cambio y otros tantos de manera indirecta. Si alguien cree que la vida es cambio, en el tarot se confirma esta idea una vez más.

No podemos anticiparnos a los cambios. Tampoco podemos evitarlos. Hay cambios buenos y cambios malos. Cambiar de casa puede ser un buen cambio e implica una mudanza, ilusionarse con la decoración, desesperarse cuando las cosas aún siguen en cajas y no se encuentran, conocer un nuevo barrio o una nueva ciudad, verla por primera vez con ojos inocentes, encontrarse con gente nueva, ver que pasa el tiempo y aún no tenemos las cosas como las necesitamos.

Todos los cambios tienen sus más y sus menos. Cuando el cambio es malo, como una enfermedad, implica sufrimiento y desesperación, nos conduce a comprobar quiénes son nuestros amigos de verdad, saber con quién podemos contar, aprender sobre el propio cuerpo, aprender a valorar cosas que antes dábamos por hechas, esperar de una manera diferente, descubrir nuestra fuerza interior, sorprendernos ante nuestras flaquezas. Tal como decíamos, todos los cambios tienen sus más y sus menos. Ninguno es fácil y todos nos resistimos de alguna manera. Pero en ese proceso iremos aprendiendo. Al final ya no seremos los mismos de antes.

Petite Morte

Tiempo de cambios I


Y todo se acabó

Reyes destronados

El futuro viene después del pasado

No quiero

Cambiar, como si fuera tan fácil. ¿Y luego quién te dice que el cambio puede salir bien? A veces lo mejor es asegurarse. Otras veces, no hay que dudar en tirarse a la piscina. A lo mejor hay una manera intermedia que no duele tanto o no asusta tanto. Hay gente que siempre parece estar bien. ¿Será que a ellos les afecta menos? Seguramente no les afecta tanto o tal vez su vida transcurra como una balsa de aceite. El cambio, el cambio. No es lo mismo cambiar de novio a los 16 que acabar con una relación a los 45. No es igual perder tu trabajo a los 20 que a los 50. No es lo mismo que se te muera un ser querido a los 20 que a los 90. ¿Será cuestión de tiempo?

Otras veces no tiene nada que ver con el tiempo. Si te enfermas en un país lejos de casa donde no hablas el idioma, no es lo mismo que en casa. Y si te enfermas en un país sin apenas asistencia sanitaria no es igual que si te sucede en un país donde todo está cubierto por un moderno y eficiente sistema sanitario. ¿Será cuestión de espacio, del lugar donde te toca esto o aquello?

¿Si una amistad en la que he invertido lo mejor de mise acaba, es diferente este final dependiendo de la edad o del lugar donde vivo o de las circunstancias?

Quizás no se trate tanto de circunstancias sino de lo que uno ha hecho. ¿Si hubiera procedido de otra manera, si hubiera hecho más o incluso menos, ¿sería diferente o me habría asegurado las cosas de otra manera?

Un cambio drástico puede hacernos sentir anclados y fuera del mundo. Sabemos también que de alguna manera, cuando todo haya sido superado, seremos más maduros. Mientras, nuestra fe y nuestros miedos están presentes. Nos levantamos de la caída aún titubeantes. Tomamos conciencia de algunos errores y de algunos aciertos, rescatamos lo mejor de nosotros mismos. Y abrazamos una voluntad de salir adelante, de ponernos en una dirección, mientras nos cuesta ponernos manos a la obra de lleno.

Los cambios consumen tiempo y espacio. Necesitamos ajustarnos a la nueva realidad y para ello las horas suelen parecer más de las que quisiéramos y el mundo se nos hace pequeño y extraño, unas veces, y demasiado grande y ajeno, otras. Pero hay otras maneras de pasar por lo mismo una vez que el mundo se nos ha caído a los pies y todo pierde sentido, estamos conmocionados al punto de no poder reaccionar. No sabemos qué hacer e intentamos salir delante de más de una manera, sin precisar el rumbo, sin una dirección clara ni una actitud concreta.

Cuando nos damos cuenta de que nos chocamos a diestro y siniestro, nos imponemos a la fuerza como unos pequeños grandes dictadores. Entonces exigimos un cierto reconocimiento exterior, aunque con la boca pequeña, esperando unas reacciones determinadas que parecen no darse, mientras que las reacciones que sí se dan no las vemos porque tenemos la mente fija en lo que debe ser y no acaba de acontecer. El miedo es cada vez mayor, como si nos hubieran dejado dentro de un túnel negro sin salida, sin un resquicio de luz. Acumulamos tanta tensión que nuestras fieras internas acaban rebelándose y explotamos. Sea como fuere la mayoría de las veces tenemos la sensación de que se nos escapa algo, hay algo que no acabamos de atrapar.

Hay muchas maneras de responder frente a los cambios, cada uno tiene su camino para ello así como oportunidades para hacerlo cada vez mejor. Hay quien racionaliza cuanto ha sucedido; hay quien llora y llora sin parar hasta que las lágrimas se le acaban; hay quien busca la simpatía de los demás, hay quien la rechaza, hay quien se esconde, hay quien lo celebra. Y hay quienes, como yo, investigamos sobre el tema. Y hay muchas maneras más, todas humanas. Lo hagamos como lo hagamos no podemos negar que se trata de un proceso. A veces resulta más largo de lo que deseamos, puede que sea muy corto e intenso como una eternidad.