Elegir: el mito de Tetis y Peleus V


Miremos más atentamente esta carta. Observemos con atención y delicadeza, respirando y mirando, acariciando la carta con nuestro pestañar.

Lo que ya sabemos y vemos es que su protagonista se encuentra entre dos opciones. Hay una tensión extraordinaria. No se trata de una tensión inmovilizadora sino que genera una pequeña danza de pies que avanzan y retroceden en un delicado y casi invisible minueto. Hay algo más a tener en cuenta: el protagonista no ve a Cupido. ¿Y si no puede contemplarlo, cómo se da cuenta de su presencia? Si nos hieren con una flecha, seguramente lo sentiremos. Pero estas flechas no son como las de los indios ni como las de las películas, pueden ser muy sutiles, incluso apenas perceptibles sino estamos muy atentos. Puede ser que la flecha nos haya tocado. Puede ser que estemos tan ocupados decidiendo entre izquierda y derecha que no nos demos ni cuenta. Esto debe sucederles a muchas personas porque el tarot nos pinta al protagonista del Arcano VI de espaldas al toque angelical. Podemos ver muchas cosas, pero lo que se queda a nuestras espaldas evidentemente no hace parte ni de nuestra visión ni de muestra parte consciente. Sin embargo allí está. “E pur si muove!”, diría Galileo. Es posible inferir de todo lo que hemos estado ilustrando que una parte de nuestras elecciones responde a cuestiones de las que no somos conscientes. ¿Y entonces?

Podemos vivir con lo que vemos ignorando lo que no, claro. Aquí el tarot llama la atención sobre esta condición tan humana. Nos muestra una figura tan importante como los otros tres personajes (el tamaño de los símbolos nunca es gratuito). Todo apunta a que no nos vendría mal atender a nuestro ángel y sin embargo hasta que no haya pasado todo no sabremos si se habrá desatado la guerra de Troya, si habremos conseguido el amor de la persona más hermosa de la tierra o si todo estará tranquilo o si habremos perdido lo más hermoso con todos los riesgos que aún así podría conllevar.

Lo que se describe en este Arcano es el dilema, el dilema de estar vivos y la responsabilidad que acompaña al libre albedrío. ¿Qué sucede en este dilema? El Tarot nos ofrece una foto del momento. Llama a esta carta “Los enamorados”, nos pinta entre dos posibilidades y con un ángel resplandeciente.

Tetis y Peleus podrían haber invitado a Eris para evitar la venganza, quizás hubiera sido honesto hacer que todos en el Olimpo fueran copartícipes de su amor. El mito podría haber desarrollado una historia en la que Tetis y Peleus fueran los únicos castigados directamente por la pérfida Eris. Pero hubo algo más allá de todo que fue desencadenando la trama.

Nosotros mismos podríamos decir que no a un nuevo trabajo, a una nueva hipoteca o a un nuevo amor, sea humano, vocacional o material. ¿Pero qué sucedería entonces? Nada. No habría ni nuevo amor ni nueva situación. Quizás, a pesar de todo, sea una bendición el que la trama se desencadene. Quizás no se trate de la trama sino de nosotros mismos. En este arcano son Cupido y la mujer de la derecha quienes físicamente están más cerca del corazón del protagonista. La mujer de la izquierda también toca al protagonista, pero está un poco más alejada y no podemos definir con precisión si lo retiene o lo empuja. Lo que sí sabemos con certeza es que lo mira directamente a los ojos. Ambos se reconocen y se observan eternamente. ¿Qué comunicarán esas miradas? Eso sólo lo podemos saber cada uno de nosotros si nos dedicamos a imaginar dicho diálogo. ¿Cómo? Una de las técnicas más sencillas y más baratas consiste en tomarse un rato de silencio, un papel y un lápiz y simplemente dejar que la mano vaya escribiendo sola.

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