Tiempo de cambios III


Hay diferentes tipos de cambio.

Cuando nos topamos con una situación límite o frente a algo profundo, insondable e inescrutable, es normal que el cuerpo se detenga. Ya no podemos con todo, nos sentimos agotados. El cuerpo nos avisa, el alma se detiene y recapacita. De esta manera, el límite con el que acabamos de topar se convierte a su vez en una bendición. Aquello que estaba disperso vuelve a concentrarse a partir de una nueva profundidad. Muchas cosas ya no nos llenan, lo que antes nos gustaba, ahora nos deja indiferente. Puede que incluso necesitemos más soledad que antes. No podemos seguir tirando sin más. Resistirse sólo conducirá a una mayor sensación de fracaso. Es un proceso solitario y requiere su tiempo.

Este alto en el camino permite mirar más lejos. Es como estar sumido en las entrañas oscuras de la tierra. Sólo si prestamos mucha atención podremos encontrar un hilillo más claro que nos indique la salida. La vida viene de muy lejos, viendo su origen profundo y último, la tomaremos desde allí, podremos alimentar nuestra raíces y volver a crecer hacia el propio cielo.

No se trata de un espacio yermo sino todo lo contrario, de esa tierra nos viene la vida. Este proceso nos devuelve a la tierra, a lo más básico y a las raíces. Y solamente desde allí, desde ese parto y ablución puede extenderse luego hacia el cielo. Hay una escena de Kill Bill 2 que recuerda esta carta: entierran a la protagonista bajo tierra y ella recuerda una enseñanza de su Maestro. Entonces conecta con un sentido y a partir de ese momento empieza a golpear para poder volver al exterior. Este momento la impulsará a enfrentarse con aquello que temía desde hace tiempo.

Las interpretaciones sobre el sentido de este momento son íntimas y privadas, así que dejo a cada uno de los lectores con su propia filosofía y recomiendo la visión de esta película que es, en definitiva, la narración de uno de los tantos mitos sobre héroes. Eso no quita que el mundo se nos haya vuelto del revés.

No hay comentarios: