Tiempo de cambios II


Ya es muy conocido este proceso y más desde que la doctora Kübler Ross identificó los estadios en los que suelen mayoritariamente presentarse, aunque no siempre en el mismo orden. Primero no nos sentimos muy capaces de reaccionar, desde congelarnos a petrificarnos todas las variantes son admisibles. Intentamos negar lo que está sucediendo y por más evidente que sea nos repetimos que no puede ser, hay algo que está ocurriendo pero es un mal sueño. Hasta que la realidad se impone y nos enfadamos.

Entonces nos preguntamos porqué nos toca a nosotros, qué hemos hecho para merecerlo, qué hemos hecho mal, porqué merecemos este castigo. Estamos muy enfadadazos, molestos y también con nosotros mismos porque si no hubiéramos hecho esto o aquello quizás ahora sería diferente. La culpa tiene que ser de alguien. Y pedimos perdón, quizás si pedimos perdón sinceramente nos quitan el castigo. O si prometemos algo, podremos ganar tiempo o salvarnos. Pero a veces esto no funciona. Y cuando creemos que lo hemos probado todo y ya no queda nada más por hacer, lo inevitable se nos hace visible en todo su esplendor. Lo inevitable está aquí, conmigo. No hay salida. Y un día nos damos cuenta de que seguimos vivos y que es mejor adaptarse, que pueden haber otras salidas y empezamos a buscarlas. Comenzamos, entonces, a buscar alternativas y soluciones.

La doctora Kübler Ross llegó a estas conclusiones mientras trabajaba como médico y acompañaba a enfermos muy graves y sus familiares. Se dedicó simplemente a observar lo que sucedía. Cada persona reacciona de una manera diferente, por supuesto. Pero ella anotó ciertos arquetipos, ciertas coincidencias que fue notando año tras año, persona tras persona. Y lo que ella en un principio se identificó como fases del duelo, hoy en día también se aplica como fases de los cambios. Pueden desarrollarse de manera más profunda o menos, más drástica o menos, más dolorosa o menos, pero al fin y al cabo parece que la esencia de todo ello se puede analizar en esos estados.

Es interesante observar que entre los arcanos del tarot hay muchas cartas que implican cambios y cada una hace referencia a un tipo diferente. De los 22 arcanos, seis de ellos se refieren directamente a procesos de cambio y otros tantos de manera indirecta. Si alguien cree que la vida es cambio, en el tarot se confirma esta idea una vez más.

No podemos anticiparnos a los cambios. Tampoco podemos evitarlos. Hay cambios buenos y cambios malos. Cambiar de casa puede ser un buen cambio e implica una mudanza, ilusionarse con la decoración, desesperarse cuando las cosas aún siguen en cajas y no se encuentran, conocer un nuevo barrio o una nueva ciudad, verla por primera vez con ojos inocentes, encontrarse con gente nueva, ver que pasa el tiempo y aún no tenemos las cosas como las necesitamos.

Todos los cambios tienen sus más y sus menos. Cuando el cambio es malo, como una enfermedad, implica sufrimiento y desesperación, nos conduce a comprobar quiénes son nuestros amigos de verdad, saber con quién podemos contar, aprender sobre el propio cuerpo, aprender a valorar cosas que antes dábamos por hechas, esperar de una manera diferente, descubrir nuestra fuerza interior, sorprendernos ante nuestras flaquezas. Tal como decíamos, todos los cambios tienen sus más y sus menos. Ninguno es fácil y todos nos resistimos de alguna manera. Pero en ese proceso iremos aprendiendo. Al final ya no seremos los mismos de antes.

No hay comentarios: