Alimentarse mirando a oriente I

La dieta del I Ching

Lo que aquí proponemos no sirve para curarse de nada, ni para tratarse de ninguna dolencia. Simplemente es una orientación, no es una guía. La dietética china, junto con la Acupuntura, la fitoterapia y el masaje forman parte de los pilares terapéuticos fundamentales de la Medicina Tradicional China. Y no es nuestra intención suplantarlos con nuestras sugerencias.

La medicina china tiene una amplísima clasificación de los alimentos. Cada sabor tiene una característica energética diferente, de tal manera que encontramos alimentos asociados a cada uno de los elementos. Pero no solamente atienden al sabor, también tiene en cuenta el color y la forma. Resulta verdaderamente apasionante y en verdad complejo, por eso mismo que si queremos tomarnos este tema en serio, lo mejor es consultar con alguien especializado en medicina chica. Lo que proponemos en este capítulo es un acercamiento serio al tema y rozar su riqueza.

Hay ciertas consideraciones básicas de este acercamiento a la nutrición y la gastronomía que son básicas. Son las 8 leyes de la alimentación energética según la tradición oriental:


  1. Hay cinco sabores: agrio, amargo, dulce, picante y salado
  2. Es necesario equilibrar los cinco sabores en la alimentación diaria
  3. Es importante adaptar la alimentación diaria a las estaciones y al clima
  4. Cocinar es una manera de equilibrarse
  5. A cada persona le corresponde un tipo de alimentación en un momento dado de su vida y su constitución.
  6. Comer solo alimentos con mucha energía (cosas frescas de la huerta o del mercado, evitar platos precocinados, comidas congeladas o hechas en el microondas)
  7. Es fundamental fortalecer el centro de cada persona con alimentos del elemento de tierra con una calidad térmica neutra (como cereales, calabaza, zanahoria, patatas...)
  8. Jamás olvidarse de empezar el día con un buen desayuno, tomándose su tiempo para ello.

Se me ocurre al menos que uno de esos puntos no es de tan fácil aplicación en la cultura española donde la gran mayoría de personas no desayuna o se entrega solamente a una taza de café con leche (con suerte acompañada de una madalena o unas galletas). Por suerte en los demás países de habla hispana esto cambia bastante. Y es precisamente en este punto donde podemos darnos cuenta de que la forma de alimentarse también pertenece a una cultura y a un modo de ser. ¿Cómo podemos convivir desde nuestros parámetros dentro de una sociedad más amplia que va en una dirección diferente? Es un tema de respuesta compleja, sin lugar a dudas. Al menos en España donde los horarios se largan tanto, no resulta sencillo levantarse con hambre de desayuno.

Nutrirse es mucho más que ponerse comida en la boca, es una forma de vivir. Lo mejor es siempre empezar poquito a poco, sin cambios demasiado drásticos que luego nos lleven al terreno pantanoso de la culpa. Los cambios requieren su tiempo. Una vez más lo mejor es preguntarle al I Ching para indagar en esa parte importante de nuestra vida. ¿Cómo puedo operar un cambio de nutrición en mi vida?; ¿Qué implica un cambio de nutrición en mi vida?; ¿Qué implica un cambio de nutrición en mi vida? Son algunas de las maneras de plantear esta delicada cuestión. Los cambios no son fáciles para todo el mundo.

No basta muchas veces con someternos a una voluntad férrea que transgredimos habitualmente. Quizás antes haya que hacer algún ajuste a nivel mental. Y precisamente para eso está el I Ching, no para darnos una orden que ejecutaremos a la perfección, sino para darnos la oportunidad de escucharnos, interrogarnos, reflexionar y meditar hasta que podemos dejarnos llevar por un nuevo movimiento o un nuevo giro del ying y del yang que nos pertenecen.

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