Encontrarse

Lo que nos cuenta el I Ching sobre el encontrarse

…Esto ante todo: pregúntese en la hora más callada de la noche: ¿debo hacer esto?. Busque en lo más profundo de sí mismo la respuesta. Y si esta es afirmativa, si enfrenta esta grave pregunta con un seguro y sencillo "sí", siendo así, edifique su vida conforme a tal necesidad: su vida, aún en la hora más insignificante y pequeña, debe ser signo y testimonio de ese acto. Entonces, trate de expresar como el hombre primigenio lo que ve y siente, lo que ama y pierde…Rainer María Rilke: carta a un joven poeta

Los ciclos del Ying y del yang marcan un baile para que cada uno de nosotros lo interpretemos a nuestra manera y en nuestro tiempo. La serenidad de encontrarse y de realizarse se separa de la confusión, de la ansiedad y del arrepentimiento tardío. Las tres nublan la visión, nos atan a una piedra que no muestra el camino y sólo nos harán perder un tiempo que es precioso. Antes será necesario conocerse para purificarse.

Los orientales coinciden con el saber occidental en que conocerse es saber desde dónde se toman las decisiones: desde el alma o desde el miedo, desde el alma o desde la imagen que deseamos tener de nosotros mismos. Cuando se conocen estas verdades, cuando reconocemos nuestro Cielo interior y nuestra Tierra interior, nuestro día y nuestra noche, nuestro invierno y nuestra primavera, nuestra muerte y nuestra vida, entonces es el momento de abrazar el Cambio. Antes no es posible. El cielo es aquello a lo que aspiramos, la tierra es aquello sobre lo que nos apoyamos. Pueden estar dentro de nosotros mismos y fuera a la vez.

Solamente cuando nos reconozcamos podremos dejar que el cambio nos mueva y nos cambie para que encontremos nuestro lugar en la tierra. Y cuando así sea el Cielo te ayudará, el camino se te mostrará claro y no habrá nada que entorpezca tu llegada. No depende todo de ti, pero no procedas de manera tal que aquello que sí depende de ti cierre tu camino. Que no quede por que no lo hayas intentado.

En los momentos de dificultad, confusión, ansiedad o culpa es necesario fiarse del universo y preguntarle mediante palabras sencillas y claras sobre nuestro andar. El universo honra sus argumentos mediante palabras para que puedas modelar tu pensamiento con ellas. El universo se articula a través del cambio y honra sus movimientos mediante la transformación para que puedas formar tus acciones de acuerdo a ellas. El universo siempre activo y cambiante honra la Creación y su poder mediante símbolos par que puedas conformar tu imaginación según ellos. La repuesta que obtengamos la tomaremos con fuerza, con todo nuestro ser y en nuestro corazón.

Vuelve a leer las palabras anteriores. Hazlo despacio. A lo mejor no las comprendes a la primera. Todo cambio, toda acción requiere su tiempo y entender con el corazón, con el alma y el espíritu no es algo instantáneo. Deja que las palabras entren en ti mediante tu respiración. Sólo tomando esta inspiración podrás despertar tu espíritu y dar forma a tus acciones.

No se trata de un proceso de pura lógica, de concienzudo razonamiento. Aquí entran en juego factores que no controlamos como el inconsciente, el espíritu es necesario inspirar la respuesta para poder dar forma a nuestro aliento de vivir.

Hemos de dar con la manera que nos permita contactar nuestra alma. Luego nuestra mente podrá operar para encontrar una estrategia o cuanto nos haga falta para impulsarnos hacia una acción. ¿Será la acertada? No lo sabremos hasta que hayamos hecho lo que queremos hacer. Pero antes se trata de confiar y de llamar a nuestra voz interior. Esta es la manera de dedicarnos a quien somos y a nuestro camino y a nuestra realización. El Cielo te ayudará y el camino se abrirá ante ti.

Todo esto es lo que nos cuenta la sabiduría oriental. Lo interesante es comprobar que no difiere tanto de la filosofía occidental. Hay algo muy profundo que palpita en diferentes espacios, distintos momentos. Hay muchos caminos y un único transeúnte: el yo mismo.

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