La suerte del destino de Aladino III

Un regalo para el pequeño Aladino

Si no tienes ganas de hacer el ejercicio de la relajación ni tan sólo una vez, puedes escribir una carta a tu pequeño Aladino interior. Antes de ponerte a escribir has de tomar las mimas precauciones de la relajación: nada de interrupciones. Si crees que necesitarás mucho tiempo y no lo tienes, entonces dedica unos minutos durante varios días, escribe por etapas. Recuerda que es importantísimo que en cada etapa nada te moleste ni distraiga. Igualmente esencial es que permitas que tu mano escriba a vuelapluma, dejándola casi ir sola, sin pensar mucho sobre lo que escribes, deja salir todo, todo, en tu carta a tu pequeño Aladino. Lee la carta sólo cuando consideres que la has acabado y no antes. Si se te hubiera olvidado mencionarle que tendrá suerte, deberás hacerlo en una postdata larga y contundente que no admita réplica posible.

Envuelve la carta como si uno de los mejores regalos se tratara. Puedes agregar lo que quieras en el paquete de regalo. ¿Qué galletas le gustan a tu pequeño Aladino interior? ¿Tiene golosinas preferidas? ¿Hay algo que le hace especial ilusión? Si se trata de algo que no puedes comprar o encontrar, dibújalo. Lo importante es que no se quede sin ello. No puedes decepcionarle ni decepcionarte. Prepara un precioso paquete de regalo. Grande o pequeño, que sea precioso, que sólo de verlo ya dé alegría. Luego colócalo en algún lugar de la casa donde tú puedas verlo. Si vives con gente que no sabe valorar este tipo de ejercicios, escóndelo en algún lugar secreto, pero no dejes que se llene de polvo. Tómalo en tus manos y sostenlo. Deja que tus pensamientos pasen por la cabeza como nubes que vienen, pasan y se van. Cada vez que lo tengas en tus manos recuerda a tu pequeño Aladino interior que ese regalo es para su uso exclusivo.

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