La cocina del Tarot: El Mago IV


Así que si quieres conjurar al Mago que hay en ti, basta con abrir la nevera y jugar. A veces podemos encontrarnos en una situación donde se requiere de nosotros toda nuestra fuerza creativa. ¿Y si no nos sentimos capaces? ¿Y si no tenemos ni idea de qué hacer? Esperar, esperar… está bien, pero no para un Mago, eso es cuestión de otros arcanos. Puedes conjurarlo, pedirle su ayuda, claro que sí. Pero has de dejarle una puerta abierta y una de las maneras más fáciles de conectar con esa energía es tal y como lo hemos descrito en las líneas anteriores. Abre tu nevera y juega. ¿Sólo hay cervezas y yogures? ¿Nunca has probado a cocinar el arroz con cerveza? Arroz tendrás, ¿verdad? O pasta o patatas… Si cocinas con cerveza recuerda que una medida de arroz hace una de agua y otra de cerveza. Con la pasta, lo mismo. ¿Y el yogur? Puedes batirlo con un poco de nescafé y azúcar. Seguramente no tienes nescafé. ¿Y alguna mermelada? ¿Y un huevo? Puedes batirlo con un huevo, haces la tortilla y le espolvoreas azúcar por encima o miel. ¿Lo ves? Nada detiene a un Mago. Explora tu creatividad a partir de las ideas que te lanzamos aquí y no te permitas bajo ningún concepto hacerlas de manera idéntica a la que te indicamos. Por pequeña que sea incluye al menos una variante, tu Mago interior te lo agradecerá.

Tarta tararí que te ví

El Mago necesita recursos que le permitan jugar. Nada como las tartas saladas o dulces. Al fin y al cabo se trata de tener una masa, que se puede comprar o hacer, y rellenarla con verduras o frutas, meterlo todo en el horno y salir de más de un apuro.

Las tartas se hacen con pasta brisa. Es una masa muy fácil de hacer, pero para los Magos menos cocineros, les recomendamos con la compre ya congelada.

Receta de pasta quebrada o brisa

Para un molde de 25 cm de diámetro que es la medida más convencional, necesitamos 250 gramos de harina, 125 gramos de mantequilla, 2 huevos frescos, 6 cucharadas de agua helada y una pizca de sal.

Trabajamos con la mantequilla a temperatura ambiente. La batimos con los huevos y añadimos la harina poco a poco, poco a poco adjuntamos el agua. Trabajamos un poco la masa con las manos pero no demasiado. La envolvemos bien con un papel film y la reservamos en frío media hora. La retiramos, la estiramos con el rodillo y espolvoreando con harina la superficie de trabajo. Hay que hacerlo rápido porque esta masa se calienta rápido y se vuelve difícil de manejar por la cantidad de mantequilla que lleva.

A la hora de hornearla en un molde, sea nuestra masa o la comprada, lo cubriremos con papel sulfurizado o papel de plata, pinchamos con un tenedor para que no crezcan burbujas y llenamos el molde con algún peso (garbanzos, arroz, judías, etc.) para evitar que nos crezca y que los laterales se nos vengan abajo. En 15 minutos de un horno a 200·C precalentado ya la tenemos lista para colocar el relleno.

Una vez la brisa esté cocida, quitamos las legumbres y el papel, rellenamos y lo volvemos a meter en el horno, esta vez a 180ºC unos 20- 25 minutos o hasta que cuaje el relleno o la fruta esté cocida.

Base de tarta con el truco del almendruco

Si eso de mezclar harina y otros ingredientes no es lo tuyo o está todo cerrado, sólo nos queda confiar en que tú o algún vecino tiene galletas. Pueden ser de cualquier tipo, aunque mejor las no rellenas porque te tocará separarlas. La ideal sería el tubo de galletas María y una tacita de café o la mitad de un vaso de mantequilla o margarina o aceite. Tritura las galletas con ganas. Las puedes meter en una bolsa y empezar a agitarlo contra una mesa o ir apoyando la mano. Mezcla esta falsa harina con la mantequilla para hacer una pasta. Utilices lo que lo utilices: mantequilla, margarina o aceite, mezcla con mucho amor y luego deposita el resultado en el congelador por unos 20 minutos para que se vuelva más manejable. Si tienes horno, extiéndela desde el centro hacia los bordes. Si no tienes horno nos sirve una sartén. Levanta los bordes al menos un par de dedos. Cocina a 180·C en el horno durante media hora o en la sartén a fuego medio o bajo controlando cada cinco o diez minutos. Eso sí, dependiendo del tipo de galletas que hayas utilizado, harás un relleno dulce o salado. Las galletas maría lo admiten casi todo al igual que los biscotes.

Rellenos

Esta es una receta para aplicar toda tu creatividad combinando sabores. Eso sí, el relleno siempre ha de llevar 3 huevos y casi un vaso de leche, unos 200ml. Todas las verduras que se te ocurran, troceadas. Pueden ser solamente cebollas o combinamos tomate, cebolla y beicon. Quizás estemos en temporada de puerros o te guste más el brócoli con tomate o las zanahorias con nueces o los tomates con maíz. Todas las combinaciones son válidas.

Si te decides por los rellenos dulces, es aún mucho más fácil. Si son frutas que se pueden trocear o cortar en láminas, basta que lo hagas, las pases por un poco de harina y espolvorees de azúcar. Utiliza mucha fruta, rellena bien la masa. Si se trata de frutas enteras como higos pequeños, uvas, moras, bayas, ciruelas pequeñas, a las que habrás quitado el hueso, el proceso es exactamente el mismo: pasar por la harina y luego una vez colocadas espolvorear de azúcar.

Si tu Mago está despierto no dudará en sazonar con especies, hierbas y esencias. Si lo haces con zumos de alguna fruta, ten cuidado en que se absorba rápidamente con la harina, el exceso de líquido no es bienvenido en las tartas.

La magia del chocolate

¡Cómo nos podía faltar un relleno de chocolate! Inimaginable. Simplemente se trata de unir un brick de nata para postres a lo equivalente a una tableta pequeña de chocolate que son 125gs. Puedes utilizar más de un tipo de chocolate, incluso agregar frutos secos. Parte en chocolate y con unas cucharadas de la nata, fúndelo en el microondas o a baño maría. Luego agrega el resto de la nata, una cuchara de mantequilla y ya está. Si no tienes nata, puedes utilizar medio litro de leche y dos huevos. En cambio si tienes tiempo de pasar por la tienda o el supermercado a comprar, utiliza la leche evaporada combinando mitad y mitad, mitad de nata y mitad de leche evaporada o 50% de nata y el otro 50% de leche evaporada.

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