Cambios II

En la entrega anterior sobre el cambio, María Jesús me ha dejado un comentario sumamente inspirador. Me gustaría seguir reflexionando sobre este tema para observar qué nos cuenta el tarot al respecto.

Muchas veces en un cambio, sea como fuere, la mayoría de las veces tenemos la sensación de que se nos escapa algo, hay algo que no acabamos de atrapar.

Hay muchas maneras de responder frente a los cambios, cada uno tiene su camino para ello así como oportunidades para hacerlo cada vez mejor. Hay quien racionaliza cuanto ha sucedido; hay quien llora y llora sin parar hasta que las lágrimas se le acaban; hay quien busca la simpatía de los demás, hay quien la rechaza, hay quien se esconde, hay quien lo celebra. Y hay quienes, como yo, investigamos sobre el tema. Y hay muchas maneras más, todas humanas.

Lo hagamos como lo hagamos no podemos negar que se trata de un proceso. A veces resulta más largo de lo que deseamos, puede que sea muy corto e intenso como una eternidad. Ya es muy conocido este proceso y más desde que la doctora Kübler Ross identificó los estadios en los que suelen mayoritariamente presentarse, aunque no siempre en el mismo orden. Primero no nos sentimos muy capaces de reaccionar, desde congelarnos a petrificarnos todas las variantes son admisibles. Intentamos negar lo que está sucediendo y por más evidente que sea nos repetimos que no puede ser, hay algo que está ocurriendo pero es un mal sueño. Hasta que la realidad se impone y nos enfadamos. Entonces nos preguntamos porqué nos toca a nosotros, qué hemos hecho para merecerlo, qué hemos hecho mal, porqué merecemos este castigo. Estamos muy enfadadazos, molestos y también con nosotros mismos porque si no hubiéramos hecho esto o aquello quizás ahora sería diferente. La culpa tiene que ser de alguien. Y pedimos perdón, quizás si pedimos perdón sinceramente nos quitan el castigo. O si prometemos algo, podremos ganar tiempo o salvarnos. Pero a veces esto no funciona. Y cuando creemos que lo hemos probado todo y ya no queda nada más por hacer, lo inevitable se nos hace visible en todo su esplendor. Lo inevitable está aquí, conmigo. No hay salida. Y un día nos damos cuenta de que seguimos vivos y que es mejor adaptarse, que pueden haber otras salidas y empezamos a buscarlas. Comenzamos, entonces, a buscar alternativas y soluciones.

La doctora Kübler Ross llegó a estas conclusiones mientras trabajaba como médico y acompañaba a enfermos muy graves y sus familiares, personas expuestas a cambios difíciles de parir y gestionar, algunas de ellas, casi todas en realidad, enfrentadas la hecho de que su muerte estaba muy cercana siendo aún jóvenes. Se dedicó simplemente a observar lo que sucedía. Cada persona reacciona de una manera diferente, por supuesto. Pero ella anotó ciertos arquetipos, ciertas coincidencias que fue notando año tras año, persona tras persona. Y lo que ella en un principio se identificó como fases del duelo, hoy en día también se aplica como fases de los cambios. Pueden desarrollarse de manera más profunda o menos, más drástica o menos, más dolorosa o menos, pero al fin y al cabo parece que la esencia de todo ello se puede analizar en esos estados.

Es interesante observar que entre los arcanos del tarot hay muchas cartas que implican cambios y cada una hace referencia a un tipo diferente. De los 22 arcanos, seis de ellos se refieren directamente a procesos de cambio y otros tantos de manera indirecta. Si alguien cree que la vida es cambio, en el tarot se confirma esta idea una vez más.

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